La Casa de los Perros:
El juego de las sillas en la elección del Poder Judicial
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
La reciente convocatoria aprobada por la LXV Legislatura para las elecciones extraordinarias de jueces y magistrados en Zacatecas es un momento crucial para la configuración del Poder Judicial en el estado.
La elección programada para el primer domingo de junio no sólo representa un cambio significativo en la estructura de este poder, sino que también pone de manifiesto una serie de cuestionamientos sobre la transparencia, la imparcialidad y los intereses que subyacen en este proceso.
De entrada, la elección de 11 magistrados y 36 jueces en diversas materias, desde lo penal hasta lo mercantil, busca renovar un poder cuya legitimidad ha sido objeto de escrutinio.
La renuncia anticipada de figuras como Beatriz Navejas, Evelia Ramírez, Miguel Ruiz, Miguel Pérez Nungaray y Edgar López, bajo el argumento de garantizar sus haberes de retiro, revela cómo los intereses personales y las dinámicas internas pueden influir en un proceso que debería centrarse en el beneficio de la ciudadanía.
Más allá de la narrativa de transparencia y equidad promovida por la convocatoria, persisten dudas sobre cómo se manejarán los nombramientos y qué tan independiente será el nuevo Poder Judicial.
Un aspecto que genera suspicacia es el rol de figuras como el magistrado Virgilio Rivera Delgadillo, quien parece haber maniobrado para asegurar posiciones clave en el proceso.
La designación de Miguel Eliobardo Romero Badillo como representante del Poder Judicial en el órgano de administración es una muestra de cómo las alianzas personales continúan marcando el rumbo de las instituciones en Zacatecas.
¿Cómo garantizará este proceso la independencia del Poder Judicial si desde el inicio ya se perciben movimientos que responden a intereses particulares?
La aprobación de la integración del Comité de Evaluación del Poder Legislativo, conformado por José Antonio Valenzuela Ríos, Silvia Rodarte Nava y Regina Compeán González, también suscita preguntas.
Aunque la convocatoria subraya el compromiso con la equidad y la máxima publicidad, el control del proceso recae en actores que, en muchos casos, están vinculados a los mismos intereses políticos y económicos que buscan perpetuarse en el poder.
La punga en la anticipadísima sucesión de la gubernatura marca las pautas de este ejercicio supuestamente democrático en el que, seamos sinceros, los ciudadanos no tienen el menor interés.
La imparcialidad de este comité será crucial para disipar las dudas que rodean la elección extraordinaria. ¿Lo lograrán?
No, desde el momento en el que La Secta metió mano para quitar y poner candidatos, acentuando las diferencias entre el diputado federal y exgobernador Ricardo Monreal Ávila y una senadora que se aferra al control de los servidores de la Nación para alcanzar sus ambiciones personales.
Así, en Zacatecas, esta renovación parece más un juego de sillas entre los mismos actores que han dominado el sistema por décadas.
La salida de magistrados actuales y la llegada de nuevos no necesariamente implicará un cambio estructural si las mismas redes de influencia continúan operando en las sombras.
Es vital que los ciudadanos de Zacatecas exijan transparencia y participen activamente en este proceso.
La elección del nuevo Poder Judicial no debe ser un simple cambio de nombres, sino una oportunidad para establecer un sistema verdaderamente justo e independiente.
Esto sólo será posible si los actores responsables rinden cuentas y si se garantiza que los nuevos jueces y magistrados sean elegidos con base en su capacidad y no en sus conexiones y padrinos.
El futuro de la justicia en Zacatecas está en juego, y no debe ser decidido por intereses ajenos al bien común.
El compromiso con la democracia y la equidad debe ser real y no solo un eslogan más en un proceso que, hasta ahora, deja más dudas que certezas.
El contexto no puede ignorar la reforma judicial promovida a nivel nacional, que supuestamente busca fortalecer la impartición de justicia y combatir la corrupción en los tribunales, pero se olvida que la impunidad y esa corrupción que juran combatir se gesta de inicio en las fiscalías, las cuales hasta hoy no son tocadas ni con el pétalo de una rosa.
Y a las pruebas…
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