El llamado a la reflexión.
Por: Jenny González Arenas.
Cada año, para el mes de febrero el SPAUAZ emplaza a huelga por revisión salarial, violaciones e incumplimientos y, en algunas ocasiones, revisión contractual.
Son procesos en los que, lamentablemente, la rectoría violenta el contrato todo el año y justo para febrero se compromete a no volverlo a hacer. El ciclo vuelve a iniciar después del emplazamiento independientemente del resultado del plebiscito.
Este año no es la excepción, por más que distintas voces pretendan manchar la legitimidad de la lucha con sus intereses grupales, el emplazamiento a huelga del SPAUAZ es legítimo, legal y se encuentra plenamente justificado.
La inflación anual de 2024 fue de 4.25%, y la propuesta de incremento salarial fue de 4% pero no es solo la pérdida del poder adquisitivo de este año, sino la que se ha ido acumulando a lo largo de muchas negociaciones previas en las que no se ha alcanzado un incremento mínimo igual a la inflación. Estamos combatiendo décadas de atraso en el poder adquisitivo del personal académico de la Universidad.
Ese es un punto importante, pero no es el único. Esta es una lucha por la dignidad de la labor docente, porque es necesario reivindicar y fortalecer nuestra labor. La docencia, la investigación, la extensión y la divulgación son las funciones fundamentales en la universidad, no la burocracia.
Dignidad en cuanto al pago de nuestras prestaciones. Al parecer en la UAZ los docentes somos menos importantes que el resto de los integrantes de la comunidad universitaria, nuestras necesidades pasan a segundo plano, es más importante pagar los viáticos y salarios de los funcionarios que pagar la estabilidad laboral de quienes día con día formamos profesionistas de calidad.
Hay prestaciones que están en el contrato y no se pagan, hay deudas que crecen año con año y el pago se sigue posponiendo, mientras que los funcionarios cobran como si la UAZ no estuviera en crisis.
Las y los docentes se jubilan, no les pagan lo que les han retenido a lo largo de su vida laboral, el adeudo más grande no es con el ISSSTE, sino con nuestras cuentas de jubilación. Pero no conformes con eso, las plazas que quedan vacantes no se reconocen o se ocupan con contrataciones directas violentando los procedimientos contractuales.
No hay conciliación, porque para eso es necesario buscar puntos medios, para la administración central no hay puntos medios, solo negativas.
Hay ventajas, claro. Hay información que no conocíamos, como el hecho de que la UAZ demandó al ISSSTE o que se ha incrementado la deuda en más de 500 millones en los últimos 15 meses, aunque esa información la proporcionó directamente el Instituto de Seguridad Social.
Muchas cosas que reflexionar. Lo más importante es priorizar la Universidad pública, pero también la dignidad, el respeto de la lucha colectiva, mantener los derechos, el respeto y la legalidad.
La huelga es un instrumento, una herramienta para exigir el cumplimiento de nuestro contrato, para que no se pierda nuestra contratación colectiva, para que quienes ejercen hoy el poder se den cuenta de que el poder es temporal, que ellos están de paso, y que, al menos en la universidad, esos puestos son cíclicos.
Exijamos también el respeto, la no injerencia del patrón en la vida sindical, porque la decisión es nuestra, no del patrón.