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Dr. Ricardo Monreal Ávila

La educación; principal factor de desarrollo

Ni atajos ni fórmulas mágicas para sacar adelante a un país; sólo hay tres caminos: educación, educación y educación.
La educación ha sido reconocida como uno de los principales factores del desarrollo de zonas específicas del planeta, como en varios países asiáticos que han logrado avances de carácter económico y social, a partir del énfasis en diferentes procesos educativos como motor fundamental en sus transiciones sociotécnicas, aun con enfoques y trayectorias diferentes.
Está el caso de Japón, considerado el primer país asiático que modernizó su sistema educativo, concretamente a partir de la era Meiji (1868-1912). En ese periodo, la nación implementó un sistema de educación universal obligatoria, como parte de su estrategia de industrialización. Luego de la Segunda Guerra Mundial, reformó su sistema bajo la influencia de Estados Unidos.
El énfasis dado a las matemáticas, ciencias y tecnología en su sistema educativo contribuyó sin duda a su desarrollo económico. Esto último se acompañó de una cultura laboral con marcado acento en la disciplina y mano de obra altamente calificada para la industria manufacturera.
Corea del Sur transformó su sistema educativo tras la Guerra de Corea, promoviéndolo y volviéndolo extremadamente competitivo y meritocrático, priorizando la formación técnica alineada a sus políticas industriales. La educación se convirtió en el principal vehículo de movilidad social. Por ello, este país cuenta hoy con una de las tasas más altas de educación terciaria (el nivel más alto de educación formal, que engloba varios tipos de formación postsecundaria: institutos tecnológicos, escuelas vocacionales y profesionales, colegios comunitarios o educación superior a distancia y en línea) en el mundo.
Por su parte, China evolucionó de un estadio con altas tasas de analfabetismo a uno de educación masiva tras 1949. Si bien experimentó disrupciones durante su Revolución Cultural (1966-1976), con las reformas, a partir de 1978, priorizó la educación científica y técnica, e invirtió, a la vez y de manera masiva, en universidades de élite e investigación; además, se implementaron programas estratégicos para enviar estudiantes al extranjero. Todo ello contribuyó a que hoy el país lidere en el número de personas graduadas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Singapur, por otro lado, desarrolló un sistema educativo de excelencia, partiendo de condiciones iniciales desfavorables. Primero, se implementó un sistema bilingüe (inglés más la lengua materna) como ventaja competitiva; se creó un sistema altamente meritocrático con selección temprana, y se adaptó continuamente su sistema educativo a las necesidades económicas cambiantes. Además, se invirtió estratégicamente en educación técnica y formación especializada. Como resultado, el país ha sido reconocido abiertamente por el logro de resultados consistentemente superiores en evaluaciones internacionales, como las pruebas PISA.
India también heredó un sistema educativo elitista del período colonial, pero a partir de la segunda mitad del siglo XX se establecieron Institutos Indios de Tecnología, que formaron una élite técnica mundial. Asimismo, se desarrolló un sector de tecnología de la información globalmente competitivo. Con todo, aunque la nación ha enfrentado contrastes entre centros de excelencia y desafíos en educación básica, ha experimentado a la par una expansión notable en educación superior en décadas recientes.
En los ejemplos anteriores se pueden identificar factores comunes de éxito, a partir del acierto de las políticas educativas, como la vinculación estratégica entre estas últimas y los objetivos de desarrollo económico; la adaptación de modelos extranjeros a contextos y necesidades locales; el énfasis en matemáticas, ciencias y habilidades técnicas; la inversión sostenida en capital humano como estrategia nacional, entre otros.
Sin duda, en México la educación ha sido, del mismo modo, un gran motor de cambio. Ahí están los ejemplos de quienes entendieron su poder y lo usaron para transformar al país.
José Vasconcelos lo expresó con claridad: “Sólo es digno de su patria el que sabe defenderla con el honor y con la inteligencia.” Y él lo hizo llevando la educación a los rincones más olvidados del país, convencido de que el conocimiento debía ser accesible para todas y todos.
La revolucionaria maestra Rita Cetina Gutiérrez luchó en Yucatán por hacer de la educación un derecho universal cuando pocos se atrevían a alzar la voz. Su lema era claro: “La educación es la semilla que transforma el alma de un pueblo.”
Hoy esa semilla sigue creciendo, gracias al gran sistema de becas públicas que la Cuarta Transformación aplica de manera casi universal en beneficio de millones de jóvenes, como nunca antes en la historia de la educación pública.
Pero por muchos años el magisterio fue ignorado, castigado con reformas injustas y sometido a evaluaciones que no reconocían su verdadera labor. Eso se detuvo con el gobierno del Presidente López Obrador.
Y desde el inicio del gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, teníamos claro que la educación debía cambiar. Por eso reformamos el artículo 3.° constitucional, recuperando su esencia social y eliminando el modelo neoliberal que vulneraba los derechos del magisterio y excluía a las personas más necesitadas.
Con esta reforma logramos:

· Educación gratuita en todos los niveles, incluyendo el universitario, porque el conocimiento no debe ser un privilegio.
· Eliminación de evaluaciones punitivas, devolviendo la dignidad a la profesión docente.
· Derechos laborales garantizados para el magisterio, con estabilidad y formación continua.
· Reconocimiento de la educación indígena e intercultural, porque México es un país de raíces diversas y todas deben ser valoradas.
· Un modelo educativo basado en valores, ciencia y humanismo, porque no queremos sólo trabajadores eficientes, sino personas críticas y comprometidas.
· Fortalecimiento de programas de becas para evitar que la falta de recursos obstaculice la educación de millones de jóvenes, porque cuando una niña o un niño abandona la escuela pierde México entero.
Aún hay desafíos:
Mejorar la infraestructura educativa.
Cerrar la brecha tecnológica para garantizar acceso equitativo al conocimiento.
Fortalecer la enseñanza en comunidades rurales y marginadas.
Si algo nos enseña la historia es que ningún país avanza sin educación, pero en México señalamos con fuerza: educación pública, educación de calidad y educación con justicia social.

ricardomonreala@yahoo.com.mx
X y Facebook: @RicardoMonrealA