LAS ONDAS CEREBRALES
Psicóloga Maira Gallegos
La vida es 10% lo que me pasa y 90% cómo reacciono a ello.
Chares Swindoll.
Ya se sabe que el cerebro es energía porque funciona, sobre todo, a través de impulsos eléctricos que activan la llamada química cerebral. Además de lo anterior y derivada de esta actividad existe la vibración de ondas cerebrales, que bien utilizada se convierte en una herramienta para agudizar la capacidad de ese órgano. Todos los pensamientos positivos o negativos se originan de dichas ondas y determina hábitos sincronizados que con intenciones superiores también producen conductas y patrones de pensamiento alrededor de la estructura del cerebro a lo largo de años de repetición. La neurociencia muestra que el humano posee la capacidad de cambiar las conexiones al interior del cerebro. La vibración de ondas cerebrales es como una forma de dejar preparado a este órgano para ser utilizado como la persona se lo proponga.
Al activar y controlar dichas ondas se pueden obtener beneficios importantes: los físicos, influyen en el cuerpo, promueven la salud cardiovascular con una mejor circulación, mayor fuerza y flexibilidad. Puede llega a reducir la respuesta de estrés en el cuerpo con un estado de relajación profunda. Y lo más sorprendente: llega a estimular la capacidad innata del cuerpo para sanarse.
De los beneficios a nivel cerebral la mente también se relajará, mediante el vaciado de pensamientos superfluos y recuerdos emocionales agobiantes. La mente se despeja y se puede tener acceso al potencial creativo, a un sentido de confianza y la producción de mensajes positivos para sí mismo.
En cuanto a los beneficios espirituales se afianza el sentido personal del propósito de vida. La compasión, la bondad y la gratitud fluyen de manera natural y se obtiene un reflejo interno de integridad.
Así como el humano es capaz de producir vibraciones cuando canta y cuando habla para crear sonidos, también puede emitir la vibración del pensamiento que se refleja por medio de las palabras que se pronuncian, pero también de otras maneras. Esto explica la manera en que los pensamientos de una persona concuerdan con el de otros, para producir transformaciones sorprendentes para bien o para mal. Guerras, manifestaciones, movimientos de solidaridad, sentimientos de miedo, entre otros, provienen, aunque sea poco creíble, de las vibraciones cerebrales unidas de un grupo de personas o de sociedades enteras, en una especie de comunicación vibratoria que moldea la calidad y el contenido de la vida. Todo esto desde el cerebro humano.
Un ejemplo de vibración producida por el genio humano o incluso por la naturaleza, produce diferentes niveles de conciencia. David Hawkins, el hombre que creó el Mapa de la Conciencia probó distintos géneros de música y descubrió que todos poseen un cierto nivel de conciencia. Desde luego que la música clásica como un todo calibrado tiene un nivel superior en comparación con la música country, que a su vez tiene un calibrado más alto que el rap. De esa manera, la música puede elevar a estados superiores a los humanos. Personas con actitudes oscuras, que se dejan llevar por la angustia y la depresión se ven atraídos por música de temas similares a las vibraciones bajas. Quienes son más despreocupados se inclinan a tonos animados. De ahí que la llamada música regional mexicana como banda, grupera o de narcocorridos también tiene vibraciones bajas vinculadas con ondas cerebrales que desencadenan actitudes agresivas, adictivas y belicosas. Esto se relaciona con consumos de drogas, alcohol y conductas de violencia.
Por último, el ya mencionado Mapa de la Conciencia establece los niveles de vibración de los diferentes estados de conciencia y las experiencias que se producen, según Hawkins. El nivel de vibración más alto medido en unidades hertz es de 700 a 1000 que corresponde al estado de iluminación con la experiencia de conciencia pura. La paz con un nivel de 600 produce éxtasis e iluminación. La alegría con 540, produce serenidad y transfiguración. El amor con 500 deriva en reverencia y revelación. La experiencia del perdón y la trascendencia proviene del estado de aceptación con 350 hertz. De forma decreciente le siguen los estados de disposición (310), neutralidad (250), valor (200), orgullo (175), enojo (150), deseo (125), miedo (100), dolor (75), apatía (50), culpa (30) y vergüenza (20).
Por todo lo anterior es importante observar día a día cuál es el contenido de los pensamientos y en qué nivel se sitúan. Para contribuir a la activación cerebral de manera positiva se puede apoyar con la lectura de frases que motiven, que inspiren a la reflexión y optimismo. Las palabras tienen el poder de transformar la manera de pensar y sentir, abriendo nuevas posibilidades en la vida.