¿Por qué?
Valeria Esparza
Desperté, los llantos no me dejaban soñar.
El piso estaba tan helado y mis uñas se veían moradas; no recuerdo haberlas pintado.
¿Por qué me dormí con esta ropa?
Preguntas y preguntas inundaban el mar en el que flotan mis ojos.
No lograba recordar nada.
Uno, dos, tres, cuatro escalones, que se hicieron diez, y cien, y mil.
Seguía los gritos de mi madre pronunciando mi nombre, preguntándose porqué, ¿por qué? .
A lo lejos visibilizaba sombras, que al mirarlas con atención veía a mi abuela, a mis hermanas, a mis amigos, llorando en el sillón donde solía recostarme todas las noches, ¿por qué están aquí?
Comencé a sentir escalofríos al sentir que algo escurría en mi cuerpo.
Era sangre. Sangre que salía de la puerta de la vida, de heridas donde se veían galaxias.
Sangre llena de fuerza, de valentía, de coraje. ¿Por qué deja de ser mía?
Era tanta que se convertía en un mar, el mismo donde mis ojos flotaron esta mañana.
Sentía mis huesos tan helados que dolían en cada respiración, ¿por qué no me puedo mover?
Mis ojos se rompían en sesenta y tres fragmentos; de cada fisura salían semillas que en un par de segundos se convertían en árboles enormes.
No me permitían ver en dónde estaba, ¿por qué estoy aquí?
Con cada parpadeo recuperaba las fuerzas que perdí cuando tocaron mi piel en ese cuatro de marzo, ocho horas después de mi cumpleaños ¿por qué ese día?.
En cada movimiento sutil, un sueño me abandonaba y un recuerdo aparecía ¿por qué a mí?
Cerraba los ojos y en mi mente se pintaba su rostro con tanto odio ¿por qué está aquí?
Gritaba, gritaba con mi voz, con mis letras, con mis lágrimas, con mis pasos.
Gritaba y todos me escuchaban, ¿por qué no hacían nada?
Porque solo era una más.
Mi cuerpo se quedaba, pero mi alma se iba,
¿Por qué?
¡Respira!
Porque no podemos vivir sin ti.