Algún día había que crecer. Operar de las cataratas al amor ciego, comprar un ancla para los castillos en el aire, amaestrar a las quimeras.
Algún día teníamos que patentar la fórmula del Dr. Jeckyll, perdonar a Pandora, darles tregua a los titanes.
Algún día escucharíamos la rebeldía de eco, cosecharíamos una pera del olmo.
Ese día es hoy.