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Crisis en la relación México–Estados Unidos

Por: Claudia Anaya Mota

México enfrenta hoy múltiples frentes abiertos. Algunos son problemas estructurales que arrastramos desde hace décadas; otros son consecuencia directa de decisiones internas recientes; pero también están aquellos que provienen del entorno internacional, ajenos a la voluntad del Estado mexicano, pero con un profundo impacto en nuestra estabilidad.
Uno de los temas más delicados en este momento es la relación bilateral con Estados Unidos. Durante años, este vínculo se sostuvo con relativa estabilidad, cimentado en una relación cordial y en un comercio sólido gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado en los años noventa. Sin embargo, ese equilibrio ya no existe.
Con la llegada de la administración Trump, tanto México como Canadá enfrentaron nuevas exigencias por parte de Washington, especialmente en dos frentes: la migración y el combate al tráfico de drogas. Estas presiones reflejan un cambio claro en la lógica globalizadora hacia un modelo más proteccionista, con impactos severos en las dinámicas del comercio internacional.
Hoy, el escenario vuelve a tensarse con la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), en un contexto de incertidumbre creciente. El equipo negociador mexicano ha advertido un ambiente complejo ante los aranceles del 30% anunciados recientemente por el gobierno estadounidense y habremos de esperar hasta el 1 de agosto si las negociaciones rindieron frutos a favor de México.
A esto se suma la advertencia que lanzó Larry Rubin, presidente de The American Society of Mexico, durante una gala en honor al embajador Ronald Johnson en la capital del país: “México no ha cumplido con los compromisos legislativos del T-MEC, y eso pone en riesgo la estabilidad y continuidad del acuerdo comercial más importante para ambos países.” Sus declaraciones no deben tomarse a la ligera. Rubin también representa al Partido Republicano en México y expresó la preocupación del empresariado estadounidense ante la falta de armonización legislativa en áreas clave del tratado, lo que podría derivar en controversias comerciales serias.
Desde el Senado, he señalado reiteradamente que varias reformas impulsadas por la mayoría de MORENA y sus aliados podrían llevarnos a enfrentamientos legales con nuestros socios comerciales. Advertí que estábamos comprometiendo la estabilidad jurídica y económica del país, pero, mis advertencias no fueron escuchadas.
Frente a este panorama incierto, seguiré actuando con responsabilidad desde mi responsabilidad como Senadora de la República. No podemos permitir que la soberbia y la cerrazón política impongan un costo tan alto al país. Aun estamos a tiempo de corregir el rumbo, pero si se insiste en el autoritarismo y la improvisación, pagaremos un precio doloroso por decisiones que se pudieron evitar.

Senadora de la República