Maricarmen Salinas
Cuando las mujeres administran, las comunidades prosperan
En la vida pública, la participación de las mujeres ya no es un símbolo de avance: es una condición indispensable para el desarrollo. Quienes hemos asumido la responsabilidad de administrar recursos, liderar instituciones y tomar decisiones desde el servicio público sabemos que hacerlo con perspectiva de género no es solo un principio de justicia, sino una estrategia de buen gobierno.
Las mujeres administramos desde una lógica distinta: integral, empática, eficiente. Escuchamos, priorizamos el bienestar común, y muchas veces hacemos más con menos. No se trata de una afirmación romántica, sino de datos y realidades comprobables. Estudios internacionales muestran que cuando las mujeres participan activamente en la gestión pública, se fortalece la transparencia, se optimizan los recursos y los programas llegan más directo a quienes más lo necesitan.
En Zacatecas, lo hemos comprobado: mujeres al frente de programas sociales, de áreas financieras, de políticas de desarrollo económico, hemos impulsado transformaciones profundas. Desde la Secretaría de Administración, por ejemplo, cada peso se cuida con visión social, cada proyecto se diseña pensando en el impacto humano, y cada acción va acompañada de valores como la honestidad, la responsabilidad y la cercanía.
De acuerdo con ONU Mujeres, las mujeres líderes tienden a promover políticas públicas más inclusivas y sostenibles. En América Latina, investigaciones del Banco Interamericano de Desarrollo indican que los municipios gobernados por mujeres presentan mejores resultados en servicios como salud, educación y gasto social. En México, el INEGI reporta que los estados con mayor participación de mujeres en el sector público también muestran avances significativos en indicadores de bienestar. Esto confirma lo que muchas sabemos por experiencia: la presencia de mujeres en los espacios de toma de decisiones no sólo abre puertas, también mejora la vida de las comunidades.
Hoy más que nunca, en el marco de la Cuarta Transformación, entendemos que gobernar con mujeres no es una concesión, es una apuesta por el futuro. Donde hay mujeres administrando, hay comunidades que prosperan, hay niñas que sueñan en grande, y hay instituciones que se fortalecen con compromiso, sensibilidad y resultados.
Porque cuando una mujer llega a un puesto de poder, no llega sola: abre camino para muchas más. Y eso, también, es transformación.