Nuevamente “el debido proceso”.
Por: Jenny González Arenas
Hace algunos años, en este mismo espacio, se hablaba sobre el caso de Florance Cassez y el debido proceso. Ahora, a casi 20 años de que se diera aquella detención y a doce años de la liberación de la ciudadana francesa, una jueza de distrito ordena la inmediata liberación de Israel Vallarta, quien fue detenido junto con la ciudadana francesa pero su proceso fue diferente, aunque no por ello mas justo o más apegado a la norma.
Antes que nada, debemos señalar que el sistema jurídico mexicano, que reconoce y ratifica tratados internacionales en materia de derechos humanos, establece que la justicia debe ser pronta, expedita, impartida por un juez o tribunal competente, imparcial, establecido con antelación para garantizar los derechos de todas y de todos los ciudadanos.
Ahora bien, a pesar de haber sido detenidos en las mismas fechas, el proceso judicial de la ciudadana francesa y el del ciudadano mexicano ni siguieron caminos ni siquiera similares.
Ambos fueron detenidos en diciembre de 2005, pero Florance fue sentenciada en 2007, mientas que en el caso de Vallarta, en julio de 2025 no había sentencia aún en su expediente.
Florance fue puesta en libertad por violaciones al debido proceso, a través de una sentencia emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el año 2013, no fue declarada inocente, solamente se determinó que las violaciones al debido proceso generaban dudas sobre la evidencia presentada en el caso, por lo que era imposible determinar con certeza la culpabilidad.
En aquel momento, esa resolución solo benefició a la ciudadana francesa, pero nada se hablo del mexicano que se encontraba detenido por esos mismos hechos y en las mismas circunstancias que ella.
Ahora, a 20 años de aquella mediática y actuada detención, obtiene su libertad Israel Vallarta, sin haber obtenido nunca una sentencia, y se ordena su inmediata liberación basándose en la imposibilidad de determinar la culpabilidad por todas las violaciones al debido proceso así como la contaminación de las pruebas por el actuar de las autoridades.
Una vez mas, en México, no sabremos si una persona es culpable o inocente, no por el actuar de la persona en sí, sino por el mal actuar de las autoridades de procuración de justicia o de las fiscalías que, al no cumplir con sus funciones como está establecido en la normatividad, generan procesos viciados, violaciones al debido proceso que restan certeza y credibilidad a su actuar.
No se trata solo de reformar al poder judicial o de llevar a cabo elecciones democráticas para jueces, si no fortalecemos el sistema de procuración de justicia, las investigaciones, profesionalización de las fiscalías, mayores recursos y por que no decirlo, mejores salarios, una buena estrategia de combate a la corrupción.
No olvidemos que Israel Vallarta no es el único que permanecía detenido por esos hechos, todavía hay personas detenidas sin sentencia derivado de los mismos acontecimientos y, tarde o temprano, las mismas violaciones al debido proceso y el mismo efecto corruptor de las pruebas tendrá las consecuencias que ya en dos ocasiones hemos visto en el presente caso.
Secretaria General del SPAUAZ