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Julieta del Río

Zacatecas, la prevención digital empieza en casa

Como zacatecana, cada cifra duele. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registró 17 casos confirmados de pornografía infantil en nuestra entidad en el último año, y este dato nos coloca, de manera alarmante, en el sexto lugar a nivel nacional.
No se trata de números fríos, sino de infancias que han sido vulneradas en su dignidad y en su derecho a crecer con seguridad. Detrás de cada caso hay un menor, una familia, una historia marcada por un daño irreparable que pudo haberse evitado si hubiéramos actuado con mayor responsabilidad colectiva.
He insistido en diferentes espacios que la prevención digital no es una moda ni un lujo, sino una necesidad urgente sobre todo en tiempos donde el mundo virtual se ha vuelto tan cotidiano como el real.
Cada clic sin supervisión, cada pantalla encendida sin acompañamiento, representa una ventana abierta a los riesgos más graves. Y es en el hogar, en la intimidad de la vida familiar, donde comienza la verdadera defensa de nuestros niños y niñas. Ninguna política pública, ningún filtro tecnológico, sustituye el cuidado cercano de una madre o un padre que pregunta, escucha y orienta.
Supervisar no significa coartar, significa acompañar. Conversar con los menores sobre lo que miran en internet, interesarse por lo que juegan, explicarles con palabras claras los peligros del acoso, de la manipulación y de la pornografía. Estas conversaciones, lejos de sembrar miedo, les brindan seguridad y confianza para acudir a sus adultos cuando algo los incomode o los haga dudar. Se trata de darles herramientas para discernir, para que aprendan que no todo lo que aparece en la pantalla es real o seguro, y que ellos tienen derecho a decir no y a pedir ayuda.
En esta tarea, el ejemplo de los adultos es fundamental. No podemos exigir responsabilidad digital si nosotros mismos compartimos sin pensar, si exponemos la vida privada de los niños en redes sociales o si convertimos las pantallas en una forma de sustituir la convivencia.
Nuestros hijos e hijas aprenden más de lo que observan que de lo que escuchan. Cuando nos ven reflexionar antes de publicar, cuando nos ven buscar información confiable y usar la tecnología con prudencia, entienden que el mundo digital no es un espacio sin reglas, sino un lugar donde también deben cuidar su integridad.
Es momento de reconocer que Zacatecas no puede normalizar estas cifras ni resignarse a aparecer en las estadísticas nacionales por los motivos más dolorosos. Cada caso de pornografía infantil debe sacudirnos, no solo como padres y madres, sino como comunidad. Es en la unión de las familias, en la colaboración de las escuelas y en la acción de las autoridades donde se encuentra la fuerza para revertir esta realidad. Pero el primer paso comienza en casa: preguntando, acompañando, educando con amor y firmeza.
Nuestros niños y niñas merecen crecer libres, felices y protegidos. La tecnología puede ser un espacio de aprendizaje y de creatividad, pero solo si la recorren con la compañía y el respaldo de los adultos que los aman. Que el sexto lugar en casos de pornografía infantil no sea un sello de derrota, sino un llamado a la conciencia. Que Zacatecas sea ejemplo, no de cifras dolorosas, sino de prevención, cuidado y responsabilidad digital. Porque el amor y la protección siempre deben tener más fuerza que el miedo y el silencio.

https://oem.com.mx/elsoldezacatecas/local/denuncian-17-casos-de-pornografia-infantil-en-zacatecas-inegi-25221984