¡Un día para celebrar a los guardianes de la memoria!
Sria. Bennelly J. Hernández Ruedas
Cada 28 de agosto en México celebramos el día de nuestros abuelitos, una fecha que funge como recordatorio del enorme valor que tienen las personas mayores en nuestra sociedad.
Nuestros abuelos representan una figura importante en la sociedad y el núcleo familiar; son la memoria viva de los pueblos, la raíz que sostiene el árbol de nuestra identidad; un lazo invisible que permite seguir manteniendo la familia unida; son un consejo oportuno; el símbolo de ternura que, con paciencia infinita, ha acompañado el crecimiento de generaciones enteras.
Incluso, podríamos decir que, en esencia, nuestros adultos mayores se convierten en guardianes de la cultura. A través de ellos se transmiten costumbres, tradiciones, recetas, relatos, canciones, oficios y formas de entender la vida.
Su conocimiento acumulado durante décadas constituye un legado invaluable que da continuidad a lo que somos como nación. En sus palabras y enseñanzas late la historia de los pueblos originarios, el esfuerzo de quienes migraron para dar mejores oportunidades a sus hijos, o la sabiduría de quienes aprendieron a vivir con poco, pero siempre con dignidad.
En cada hogar mexicano, la figura del abuelo simboliza respeto y gratitud. Ellos han sembrado en la familia los valores de solidaridad, unidad y fortaleza, enseñando que la vida se construye con esfuerzo, pero también con amor.
Por ello, honrarlos no solo significa dedicarles un día del calendario, sino reconocerles como actores centrales para transmitir conocimientos y la permanencia de nuestra identidad cultural.
Hoy vivimos un momento crucial en la historia de nuestro país; si bien por décadas los adultos mayores fueron invisibilizados en el diseño de las políticas públicas, con gran orgullo podemos decir que ahora se les reconoce como un sector prioritario.
La justicia social se ha logrado alcanzar, a través de programas que garantizan su bienestar y dignidad. Un ejemplo emblemático es la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, un apoyo universal que, en el caso de las mujeres, se otorga a partir de los 60 años. Este programa no solo representa un ingreso económico, sino un reconocimiento al trabajo y la entrega de toda una vida.
Además, se tiene otros apoyos sociales que complementan este esfuerzo, el acceso a servicios de salud a través del IMSS-Bienestar; programas de vivienda; iniciativas comunitarias para el envejecimiento activo; así como estrategias que fomentan la inclusión y la protección contra cualquier forma de violencia o abandono.
Estas acciones reflejan un país que sigue avanzando hacia la justicia, al reconocer que el bienestar no debe excluir a nadie; mucho menos a quienes más lo merecen, por entregar su vida a construir el México de hoy.
En el plano estatal, Zacatecas es un ejemplo de este compromiso. La gran mayoría de los programas sociales implementados benefician directamente a las personas mayores.
Desde apoyos alimentarios, la rehabilitación de espacios públicos pensados para su convivencia y seguridad, se ha procurado que esta etapa de la vida se viva con plenitud. La visión es muy clara, lograr que cada adulto mayor goce de descanso, tranquilidad y disfrute; libre de preocupaciones económicas y rodeado del respeto que merece.
Porque la vejez no es sinónimo de carencia, sino de cosecha. Cada arruga cuenta una historia, cada mirada refleja aprendizajes y cada palabra encierra la fuerza de la experiencia. Por eso, en este Día de los Abuelos, más allá de los festejos, el mayor regalo que podemos ofrecerles es nuestro tiempo, nuestro amor y reconocimiento, la certeza de que, como sociedad, caminamos hacia un futuro más justo y solidario con ellos.
Con su guía, aprendemos que el sentido de la vida no se mide en bienes materiales, sino en la capacidad de amar, compartir y trascender.
México está en deuda permanente con quienes nos dieron raíces, y el mejor pago será garantizarles un presente de dignidad y un mañana de paz.
En un día tan especial, rendimos homenaje a quienes nos enseñaron que el amor no tiene límites y que la sabiduría se construye con el paso del tiempo. Gracias por todo, mi Mía.
A las y los abuelos, gracias por ser faros de luz en el camino de nuestras vidas.
Correo electrónico:
bennelly.hernandez@zacatecas.gob,mx