El primer informe de nuestra presidenta
Dra. Verónica Arredondo
Fue hace apenas ayer, muy poco tiempo ha pasado desde que la primera presidenta mujer electa democráticamente juró su cargo al frente de una nación. Tampoco es que las democracias tengan mucho tiempo de vida, otros sistemas de gobierno y económicos han primado sobre la historia de la humanidad. Algunas naciones son gobernadas por monarquías, en otras las dictaduras imperan. Aun así, creo que la elección de una mujer presidenta demoró bastante, pero no fue porque las mujeres no lo hubieran querido sino porque el patriarcado siempre se ha impuesto y se busca perpetuar a pesar de todo. Pero bueno, decía que hace no tanto, una mujer, Vigdis Finnbogadóttir, ganó las elecciones presidenciales en Islandia. Es cierto que Isabel Perón fue presidenta de Argentina, pero es que Isabel asumió el cargo cuando murió Juan Domingo Perón, ya que ella era la vicepresidenta. Vigdis se lo ganó en las urnas. Su mandato se extendió por 16 años, fue relegida casi sin oponentes y debido a su gran popularidad. Vigdis fomentó la educación de las niñas y mujeres, fue la primera mujer soltera en Islandia en adoptar una niña, hizo casi todo bien. Fue elegida presidenta en 1980. En México tardamos todavía más, pero lo logramos. Más de 40 años despues de Vigdis, Claudia Sheinbaum es presidenta de México y hace unos días dio su primer informe de gobierno.
Si me preguntaran cuál es mi perspectiva sobre el cargo que ha desempeñado Claudia Sheinbaum, sin explorar cifras, estadísticas, situaciones socioeconómicas visibles, tendría que decir que hay un empate, pero el empate ocurre porque apenas vivimos el primer año de su gobierno y tampoco es que esperáramos que este país cambiaría de un día para otro; pero sí esperábamos que estuviera peor. Lo esperábamos como comunidad, no lo digo a título personal, sino que entiendo la función de una nación que en general esperaba el fracaso de Claudia. ¿Por qué pienso que la nación esperaba que el barco naufragara? El contexto nacional e internacional sugieren que la realidad nos debería de estar apaleando y hundiendo, sucede que no es del todo así, pese a lo que se opine. Por poner un ejemplo, nuestros vecinos del norte, o bueno, su mandatario, no deja de acosarnos y amenazarnos con todo tipo de políticas, Claudia Sheinbaum ha demostrado que puede sortear esas inclemencias y salir avante y con ella, todas nosotras.
No sé si alguien haya imaginado a México con una presidenta. ¿Qué esperábamos del mandato desde una mujer? ¿Puede haber diferencias sustanciales que con un hombre? Yo no estoy planteando bandos de mujeres contra hombres, pero me parece bien hablar de lo evidente. Vigdis Finnbogadóttir fue tan popular y exitosa en su momento que la reeligieron. Sus políticas, la manera de entender la cultura islandesa y dirigir la nación, le otorgaron el suficiente capital político. Lo que haya ganado se lo ganó a pulso y logró que sus compatriotas vivieran mejor y enfrentaran al futuro con herramientas superiores a las que tenían antes de ella. Es decir que, con una mujer a cargo, Islandia logró un desarrollo con el cual estaba satisfecha la ciudadanía.
¿Es Claudia Sheinbaum simil de Vigdis Finnbogadóttir? México no es Islandia y los mexicanos y mexicanas no somos islandesas. El informe de nuestra presidenta menciona crecimiento económico, desarrollo social, acciones efectivas en pro de la seguridad nacional. Dice la presidenta que México es el país con el menor porcentaje de tarifas arancelarias en promedio. Las tarifas que el mandatario gringo impuso el universo no deberían de existir, puede ser que nuestra administración haya logrado acuerdos efectivos sobre el tema, pero no es un tema del que se tenga control. Debe de ser complicado tratar de desarrollarse en el ámbito internacional y en el ámbito interno, simultáneamente. Sabemos que Claudia Sheinbaum cuenta con un excelente equipo de trabajo, y confiamos en ello. Sabemos que no todas las variables dependen de lo que ella haya planeado y elegido. La ciudadanía la eligió por ser la mejor propuesta para llevar las riendas de la nación. Yo creo que lo ha hecho bien, con sus asegunes, pero bien.
No sé qué pensarían nuestras ancestras respecto a la mujer presidenta. ¿Lo hubieran deseado? Supongo que las luchas feministas de principios del siglo XX en México estarían de acuerdo en que esto es un paso más en la emancipación de la mujer y sus derechos y que hay que seguir luchando sin perder de vista el rumbo. Tenemos desafíos, obstáculos, socavones, y los tenemos que librar para no hundirnos.
Tenemos que celebrar que Claudia Sheinbaum sea nuestra presidenta, pero también tenemos que pedirle cuentas y resultados.



