Skip to main content

Renovación de estatutos sindicales.
Por: Jenny González Arenas

Dentro de la vida de un sindicato, los estatutos constituyen el marco jurídico que le da vida y estructura a su día a día; la reforma laboral de 2019 lo entendió, por eso, en aquel momento se hizo obligatorio para todos los sindicatos que adecuaran sus estatutos, no solo a la Ley Federal del Trabajo, sino también a los nuevos requerimientos de democracia sindical y a los principios de autonomía, libertad, transparencia y participación de los integrantes del sindicato.
No iban a ser procesos sencillos, porque habríamos de demostrarle a la autoridad registral que se habían discutido y socializado con las bases sindicales las propuestas de modificación, que se habían sometido a votación y que, resultado de esa votación, se había obtenido, no solo la participación de una mayoría de los integrantes del gremio, sino que la propuesta había logrado la mayoría de votos de quienes participaron.
Muchos sindicatos blancos o también llamados charros, no iban a contar con evidencia de que ese proceso se hubiera llevado a cabo de manera democrática, lo que complicó la reforma estatutaria en muchos sindicatos, incluso algunos hasta batallaron para lograr la legitimación de sus contratos, también requisito de la reforma estatutaria, pero otros sindicatos, como el nuestro, iniciaron, en reiteradas ocasiones procesos de reforma estatutaria que se fueron aplazando por distintas razones, desde la falta de participación, hasta las demandas legales cuya única finalidad era una consigna política.
Esta necesidad de renovación de los estatutos sindicales es urgente, porque la vida sindical se transforma día a día, los requerimientos normativos también lo hacen y de la misma manera, la vida universitaria va evolucionando, de tal forma que resulta fundamental adecuar los estatutos de nuestro sindicato a una nueva realidad universitaria.
Quitemos los fantasmas que rodean un proceso democrático, no se trata de una revancha política ni de una medición de fuerzas, sino de un verdadero ejercicio de conciencia y de diseño del sindicato que necesitamos construir ante la realidad universitaria en la que vivimos y en un entorno de políticas educativas tanto federales como estatales a las cuales ya no responde nuestro estatuto sindical.
Debemos estar conscientes del paso que se dará en las urnas, de la importancia que plantea el que nuestro marco jurídico que rige la vida en nuestro sindicato sea un espacio de verdadero diálogo, que se garantice la participación de las mayorías y con representación de las minorías, porque de eso se trata la pluralidad y la democracia.
Un sindicato cuya conformación permita atender las necesidades de los agremiados, los que inician en la vida sindical, los que ya tienen algún tiempo transitado por la vida universitaria y sindical y las y los jubilados que, sin ser ya personal académico, aún tienen derechos sindicales y que necesitan sentir el respaldo del sindicato.
Se trata de tener un estatuto que nos ampare, que nos proteja, en el que todas y todos tengamos participación y representación, en el que tengamos derechos y obligaciones como en cualquier otro cuerpo normativo y que, a partir de la participación colectiva, seamos coadyuvantes en el fortalecimiento, no solo de nuestro sindicato, también de nuestra universidad.
Decidamos con libertar y con la certeza de que nuestro voto coadyuvará en la construcción de un mejor SPAUAZ para todas y todos.