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Lucila Noemí
Lo que sentimos, lo que enfermamos

Los sentimientos no se evaporan. Se alojan. Se imprimen. Se transforman en síntomas.
Desde la medicina tradicional china hasta las corrientes psicosomáticas modernas, se ha reconocido que el cuerpo no solo vive emociones: las guarda. Y cuando no las escuchamos, las convierte en señales físicas. Aquí te mostramos cómo cada emoción puede afectar un órgano específico, y por qué ignorarlas puede ser más peligroso que enfrentarlas.

Mapa emocional del cuerpo

Preocupación – Cabeza*
La preocupación constante genera tensión mental, insomnio, cefaleas y una sensación de “ruido interno” que no se apaga.
*Cuando la mente no descansa, el cuerpo no se recupera.*

Estrés – Corazón
El estrés prolongado acelera el ritmo cardíaco, eleva la presión arterial y agota la energía vital.
*El corazón no solo late: también carga con lo que no decimos.*

Tristeza – Pulmones
La tristeza profunda puede afectar la respiración, generar sensación de opresión en el pecho y debilitar el sistema inmunológico.
*Cada suspiro es una emoción que busca salida.*

Enojo – Hígado
El enojo reprimido se acumula en el hígado, afectando la digestión, el metabolismo y generando irritabilidad física.
*El hígado no grita, pero fermenta lo que callamos.*

Angustia – Estómago
La angustia se manifiesta como nudos, acidez, falta de apetito o digestión lenta.
*El estómago es el primer testigo de nuestras batallas internas.*

Miedo – Riñones
El miedo crónico debilita los riñones, genera fatiga, inseguridad y sensación de vulnerabilidad.
*Los riñones filtran más que líquidos: también filtran temores.*

Frustración – Páncreas
La frustración constante puede alterar el equilibrio energético, afectar el metabolismo del azúcar y generar sensación de estancamiento.
*El páncreas guarda la dulzura que no nos permitimos vivir.*

Consejo final
No ignores lo que sientes. El cuerpo es sabio, pero no infinito. Cada emoción no expresada es una carga que alguien —tú— terminará pagando.
Escucha, nombra, respira. Porque lo que no se sana con palabras, se manifiesta en síntomas.