Skip to main content

Existen autores anónimos y con nombres que hacen revolución

Dra. Verónica Arredono

Las ciudadanas y ciudadanos de una nación aspiramos a una vida plena, tranquila, sin violencia, con un trabajo estable y justo; requerimos de una educación de calidad, de un contexto que nos permita crecer y desarrollarnos. Ciudadanas y ciudadanos estamos conscientes que para alcanzar objetivos de bienestar, tenemos que cooperar con las instituciones gubernamentales que guían las riendas de una sociedad. Pero cuando no se cumplen los objetivos, cuestionamos, y algunas veces, incluso, las personas se rebelan, porque es lo único que queda por hacer para transformar para bien un país.
¿Cómo se rebela una sociedad? Creo que hay muchas formas de mostrar el descontento e intentar reorganizar las estructuras de una nación. Una estrategia es generar una revolución. ¿Y cuál es la función de una revolución? La función de una revolución es transformar profundamente las estructuras políticas y socioeconómicas de una sociedad, buscando cambiar el sistema existente, a menudo por medios violentos, para establecer un nuevo orden que responda a la presión de factores como la desigualdad, la opresión o el descontento. Implica una movilización masiva que disputa el poder y no solo cambia a las personas en el gobierno, sino las instituciones y el sistema en su conjunto.
En 1910, cuando la dictadura de Porfirio Díaz era insostenible y las desigualdades en todos sus estamentos no podían sostenerse argumentalmente, estalló en nuestro país la Revolución Mexicana, hecho histórico que marcó los rumbos de la sociedad y la nación que todavía repercute en la actualidad. Ese acto generó que las formas sociales, económicas, culturales, se reconvirtieran, se supone, para el bien de todos los habitantes. Pero para llegar a ello, los individuos, la sociedad organizada, tuvieron que haberse cuestionado la forma en que vivían y tuvieron que haberse propuesto, cambiar la situación.
Yo creo que el objetivo principal de una revolución, más allá de derrocar un sistema y transformar las estructuras del poder, es la creación de nuevo orden. El nuevo orden debe de ir acompañado de cambios sociales y políticos. Desafortunadamente, una revolución es violenta y ello conlleva la pérdida, o sacrificio, de miles de vidas. Nuestro periodo revolucionario duró años, cientos de batallas se lucharon y dejaron secuelas dolorosas que aún hoy recordamos y conmemoramos. Pero era necesario que este hecho sucediera si queríamos tener la oportunidad de acceder a un mejor país.
Actualmente, veo un país que busca crecer, desarrollarse, alcanzar un estatus de nación igualitaria y justa. Ese sendero se está caminando. Hay grandes transformaciones sociales y políticas que nos tocan a todos de diferentes maneras. Entonces, ¿necesitamos una revolución? La revolución, el hecho, desde su origen y causas, a veces se ve inevitable cuando una sociedad se encuentra impedida y violentada. Digo esto concretamente como supuesto, como una especulación. Supongo que mucha gente se preguntó esto mismo antes de 1910. Pero como dije, veo un país que crece, que se esfuerza porque ciudadanas y ciudadanos encuentren un mejor nivel de vida.
Luego pienso en Zacatecas, en que durante el periodo revolucionario fue escenario de una traumática batalla entre las fuerzas villistas y las federales, batalla que todavía se recuerda y que reconfiguró a la sociedad zacatecana. Tenemos un buen ejemplo, entonces, de la función de una revolución en nuestra Zacatecas. Conocemos las repercusiones de primera mano y sabemos de la necesidad de un hecho de esta magnitud.
Este 20 de noviembre es la primera vez que una mujer presidenta conmemora el aniversario revolucionario. Creo que debemos de estar orgullosas y orgullosos de ese ese hecho. Creo que si las mujeres que participaron en la revolución estuvieran presentes, celebrarían que sus acciones consiguieron llegar a buen puerto. A todas ellas, gracias por haber cambiado la realidad; a todas las mujeres del presente, gracias porque la siguen transformando.
Post scriptum
Esta mañana me encontré con un bloqueo sobre el bulevar de Zacatecas, luego supe que habría otros bloqueos en días posteriores por distintos sectores de la comunidad zacatecana, para demandar diferentes exigencias. De alguna forma, eso también conforma una pequeña parte de una revolución. La lucha cotidiana, el día con día, busca transformar la realidad para que una sociedad siga avanzando hacia un mejor estado. Probablemente Carlos Manzo, el alcalde que fue asesinado en Uruapan, también buscaba el cambio, porque sus acciones así nos lo señalaban. Existen actores anónimos y otros con nombre, que revolucionan la vida, que generan el futuro. Creo que las mujeres somos un componente muy importante para el cambio, creo que la lucha feminista es trascendental para generar equidad y para alcanzar la justicia. Y en esas andamos, en la revolución, en lo cotidiano de la protesta.