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Me niego a ver las huellas de mi edad como defectos; a matarme de hambre o en el gimnasio; a ser esclava de mis canas. ¿Cómo no amar mi cuerpo justo como es, si en él está escrita mi historia? Nadie jamás ha dicho frente a un ataúd: "mira qué abdomen tan plano tiene la difunta".