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EL ACOSO

Por: Isadora Santiváñez Ríos

De manera general, el acoso tiene un gran número de variantes, esto derivado a que se ha vuelto una práctica que lamentablemente se ha ido instaurando de forma progresiva en nuestra sociedad.
Las personas que son acosadas pueden sufrir grandes repercusiones en su vida social y familiar, derivado de las consecuencias emocionales y psicológicas que trae consigo pasar por este tipo de situaciones que en mucho laceran la integridad de las personas.
Primero que nada haré referencia al acoso sexual, el cual se genera cuando una persona es intimidada o amenazada desde una índole sexual, es decir, resulta de insinuaciones sexuales, solicitudes de favores sexuales u otros contactos verbales o físicos de carácter sexual, no deseados ni queridos, que crean un ambiente ostil y ofensivo para la persona que los padece, ya que es visto como una forma de violencia, intimidación y discriminación.
El acoso sexual se deriva de una acción generada de manera recurrente que no es deseada, que ofende, que genera angustia y puede poner en riesgo la integridad de las personas, ya que provoca en la víctima un sentimiento de vergüenza, angustia, incomodidad e intimidación.
También deseo hacer referencia del acoso laboral, el cual es una forma de hostigamiento que produce miedo y desanimo en un trabajador, es un tipo de violencia psicológica que puede practicar alguien con mayor jerarquía que la persona violentada, para considerarse como acoso, es necesario que se realice de manera recurrente o sistemática.
Ambos tipos de acoso son prácticas que lamentablemente se han vuelto cotidianas dentro de la convivencia social y laboral y que de una u otra forma se han implementado dentro todos los ámbitos del desarrollo personal.
Es por tal motivo, que resulta casi imposible que este tipo de violencia no se presente también en el ámbito político, ya que los niveles de jerarquía y de convivencia, así como la amplia gama de correlaciones existentes provocan que en mayor media se puedan presentar este tipo de situaciones.
El acoso sexual y laboral dentro de la política debe darse a conocer y denunciarse, ya que la situación de intimidación provoca que las personas que puedan sufrir este tipo de violencia se encuentren en situaciones de alarmante frustración.
No podemos ser indiferentes ante este tipo de violencia, tampoco debemos ser comparsas de quién comete de manera reiterada este tipo de actos abusando de su jerarquía, poder o posición política.
De manera solidaria debemos entender que quienes se dedican a la práctica política, son seres humanos que pueden sufrir y padecer cualquier tipo de situaciones alarmantes y que en muchas ocasiones por no ser juzgados o sometidos al escrutinio público quedamos calladas y callados, seamos empáticos como sociedad y generemos las condiciones sociales necesarias para proteger y resguardar la integridad de los individuos, independientemente del ámbito social o laboral en el que se desempeñen.
Debemos erradicar este tipo de violencia, y solo lo haremos a través del entendimiento y comprensión social, de las acciones solidarias y empáticas que nos guíen como sociedad a través del sendero del entendimiento.
No olvidemos que las personas que padecen este tipo de situaciones viven una serie de frustraciones emocionales y psicológicas que afectan su desarrollo individual.