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LOS DEBATES ELECTORALES
Por: Isadora Santivañez Rios
Durante las contiendas electorales, se llevan a cabo procesos específicos que ayudan a los ciudadanos a decidir respecto a quién puede llegar a ser el mejor perfil para que los represente, esto se hace con base en sus propuestas, su trayectoria, su carisma, su estrategia política, su personalidad, entre muchas otras; sin embargo, uno de los ejercicios más esperados es el debate, ya que te permite conocer de manera directa los puntos de vista de los contendientes, así como su preparación y conocimiento respecto de los temas que atañen a tu entidad.
Los debates son organizados por la autoridad electoral y difundidos a través de los medios de comunicación de una manera objetiva y directa, con la intención de que los votantes conozcan de manera precisa a los candidatos, durante una contienda electoral y puedan analizar sus perfiles y propuestas, para que así definan su voto de manera consiente e informada.
Los debates deben generar igualdad de condiciones y contemplar a todos los contendientes durante un proceso electoral, fomentando un buen ejercicio de la democracia, la libertad de expresión y la transparencia política, estos deben procurar la mayor cobertura posible, para de este modo llegar a un mayor número de votantes.
Muchas personas ven a los debates como un ejercicio innecesario; sin embargo, ayudan en gran medida a tomar decisiones dentro de los procesos electorales; generalmente, después un debate se modifican los números en las encuestas, posicionando o quitando números a alguno de los perfiles políticos. Pocas veces, los debates no generan condiciones de repunte para algunos candidatos, ya que este ejercicio es el más esperado del proceso electoral y el que te permite de mejor manera hacer un análisis directo de todos los contendientes.
Durante los debates se establecen tiempos específicos de participación y réplica, y se consultan temas de relevancia nacional o estatal que contemplan a grupos sociales específicos, lo que logra dar a conocer las políticas públicas y visión de gobierno de los candidatos y de esta manera decidir qué perfil es el más adecuado para que resulte electo.
Además, no podemos negar que es un buen ejercicio para dar a conocer las desventajas o repercusiones negativas que se pueden padecer si alguno de los candidatos llega a ostentar el poder y este no cuenta con una trayectoria limpia o intachable; comúnmente, es durante el debate que los candidatos intentan dar a notar de manera directa y abierta las desventajas que tienen sus contrincantes, o bien tratan de hacer campañas de desprestigio en su contra.
Algunos candidatos van a debatir sus propuestas y presentar su visión de gobierno, otros, solo van a denostar a sus oponentes y con esto intentar repuntar en las encuestas, es por tal motivo, que comúnmente, se dice que, en un debate, el más atacado, siempre es el puntero.
En los últimos años se han ido desplegando estrategias específicas para que los candidatos se presenten en sus debates, algunos van a proponer, otros, no saben ni a qué van, mientras que algunos otros acuerdan con sus propios contrincantes para ser comparsas y prestarse para atacar a algún candidato específico, y es aquí en donde deseo hacer un análisis respecto al papel que juega la mujer en los debates, ya que lamentablemente, se ha vuelto una práctica común, negociar con las candidatas del género femenino para que se presten a ser utilizadas con el objeto de atacar de manera directa a otra mujer y servir como bufones y marionetas durante los debates, a través del dictado de líneas específicas que más que estratégicas, resultan ofensivas, denigrantes y otra forma de violentar y degradar a la mujer.
Este tipo de prácticas no solo minimizan el papel de la mujer en la política, también generan un alto grado prácticas para violentarla y utilizarla, resultan ser una prueba más de la inminente necesidad de generar leyes y reglamentos más rigurosos respecto de la participación de la mujer en la política, así como de concientización y empoderamiento de las mismas, para que no permitamos que se nos utilice, que se nos ridiculice, ni que se nos exponga.
Es momento de hacer un análisis de conciencia que vaya más allá de nuestra visión o ideología política, más allá de los partidos o colores que representemos, debemos vernos como hermanas, como compañeras y como correligionarias en la defensa y posicionamiento del papel de la mujer en la política.