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El azar como política del Estado Mexicano

Por: Claudia Anaya Mota

La tómbola es un juego de azar que se asemeja a lo que hoy conocemos como lotería. Este juego surgió en 1734 en la Ciudad de Nápoles, Italia, y según expertos, ha cambiado poco desde entonces. Su esencia radica en rifar premios que van desde objetos simbólicos hasta dinero en efectivo; el valor del premio está relacionado con la cantidad de dinero invertida en la compra del boleto.

A pesar de que la tómbola se basa en el azar, el partido MORENA optó por "rifar" las candidaturas al Congreso de la Unión, buscando hacer atractiva para sus militantes la posibilidad de ocupar un cargo de alta responsabilidad. De esta manera, desde 2015 hasta la fecha, han dejado que la suerte determine dos tercios de sus candidaturas plurinominales al Congreso, desestimando aspectos como el trabajo territorial, la preparación y el arraigo.

Las decisiones y métodos adoptados por los órganos directivos de un instituto político son cuestiones internas. Si MORENA ha decidido reservar una tercera parte de sus candidaturas plurinominales para figuras destacadas o liderazgos históricos, es su prerrogativa. Sin embargo, lo preocupante es que este partido, ahora en el gobierno federal, ha trasladado estas prácticas a los ejercicios gubernamentales y al propio sistema judicial.

Recientemente, MORENA y sus aliados en el Senado llevaron a cabo una tómbola para que el azar decidiera quiénes serían los candidatos para las elecciones de junio de este año, las cuales determinarán quiénes ocuparán cargos como Jueces, Ministros y Magistrados.

Este proceso ha sido calificado por ellos como "histórico e inédito" (sic), pero ha estado marcado por improvisaciones, errores, retrasos y falta de transparencia. Aunque se transmite en vivo por el Canal del Congreso, resulta imposible para los telespectadores verificar si realmente se corresponde con el número anunciado.

Con esta práctica, se ha puesto fin a la meritocracia y a la rigurosidad que caracterizaba a la Carrera Judicial. Anteriormente, los cargos eran definidos mediante indicadores de desempeño y exámenes exhaustivos que podían durar hasta un día. Ahora, no hay garantía de que quienes ocupen altas responsabilidades en el poder judicial sean los más capacitados; simplemente serán "los más afortunados".

Quienes busquen justicia podrían encontrarse con un perfil entusiasta pero sin experiencia, lo que podría resultar en decisiones perjudiciales para su patrimonio o libertad debido a la falta de criterios analíticos adecuados que solo se adquieren a través de la formación académica o la experiencia.

Reitero: el azar no debe ser considerado como una solución para erradicar los vicios, desequilibrios y fallas en la impartición de justicia. La evolución hacia una sociedad que garantice a sus ciudadanos el respeto y protección de todos sus derechos, no puede ser un juego; no puede simplificarse ni reducirse a la idea de que "la suerte" mejorará nuestra situación. Esto es irresponsable.

Senadora de la República