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¡Con ustedes, siempre, nuestra comunidad migrante!

Sria. Bennelly J. Hernández Ruedas

Lo que ha estado ocurriendo con la comunidad migrante en los Estados Unidos no puede dejarnos indiferentes. La creciente hostilidad, los discursos de odio, las redadas arbitrarias y las políticas que criminalizan la esperanza, son señales preocupantes que nos demuestran que los derechos humanos aún no se respetan por igual para todos.
Frente a esta realidad, desde México enviamos un mensaje claro y firme: no están solos.
Las mujeres y hombres migrantes —especialmente quienes han dejado sus hogares en Zacatecas, en todo México y en América Latina— han demostrado una y otra vez su inmenso valor.
Han contribuido con su trabajo, con su esfuerzo y con su amor por sus familias a levantar la economía y el tejido social de los Estados Unidos. No son extraños, son parte esencial de aquel país, pese a que las leyes y algunos gobernantes insistan en tratarlos como si fueran una amenaza.
Como lo ha expuesto nuestra presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, se tiene un compromiso firme con nuestros migrantes. Por ello, desde el primer día de su gobierno, ha impulsado acciones concretas para proteger los derechos de nuestros connacionales en el exterior.
Ha propuesto programas que permitan mitigar el impacto del retorno forzado; creando condiciones para que quienes sean deportados, encuentren en México un hogar con oportunidades, no un país que les dé la espalda.
Sin embargo, como mexicanos es importante unirnos al llamado que hace el gobierno federal, para los gobiernos estatales y locales de Estados Unidos, especialmente al estado de California, que históricamente ha sido refugio de miles de migrantes mexicanos.
Pedimos a los organismos nacionales e internacionales que protegen los derechos humanos, estar alertas, denunciar los abusos y frenar los excesos. Lo que está en juego no es solo un debate migratorio, es la dignidad humana de millones de personas.
Nadie merece ser objeto de políticas de terror, de segregación, o de manipulación política por el simple hecho de buscar una mejor vida para los suyos.
Cada migrante tiene una historia, un rostro, un nombre, una familia que espera, una comunidad que recuerda, una lucha que honra. Muchos han dejado todo atrás, enfrentando peligros y discriminación, con la esperanza de construir algo mejor. Y eso no merece castigo, merece respeto.
Hoy más que nunca, debemos alzar la voz para exigir un trato digno para nuestras comunidades. La migración no es un crimen, es una consecuencia de un mundo desigual y también es una fuerza que ha transformado positivamente a las sociedades.
Estados Unidos no sería una potencia mundial sin la aportación incansable de los migrantes.
Desde Zacatecas y desde cada rincón de México, enviamos un abrazo fraterno a nuestros paisanos en el exterior. Les decimos que México es su casa y que aquí tienen un gobierno dispuesto a defender sus derechos, a extenderles la mano y a recibirlos con dignidad si un día deben regresar.
No están solos. No están olvidados. A las comunidades migrantes, especialmente a las zacatecanas, les pedimos que se cuiden, que se apoyen entre ustedes, que mantengan su unidad, porque los mexicanos unidos siempre somos más fuertes.
Frente al odio, respondamos con organización. Frente al miedo, respondamos con solidaridad. Y frente a la injusticia, respondamos con dignidad.
La historia nos ha enseñado que ningún muro puede detener la esperanza. Y mientras haya familias que sueñan con un mejor futuro, habrá un pueblo que no dejará de luchar por su gente, esté donde esté.
Ningún ser humano es ilegal.
Correo electrónico:
bennelly.hernandez@zacatecas.gob,mx