Sonia Ruíz
LA PRIMERA BEBÉ PROBETA
Quiero hablar de este tema porque es asombroso como ha cambiado la visión de la fertilización in vitro al día de hoy.
Lesley y John Brown, un matrimonio de Bristol, Inglaterra, de pocos recursos, llevaban casi una década buscando lograr un embarazo que era su mayor sueño y no lo lograban, lo cual provocó que Lesley entrara a una fuerte depresión. Fue cuando su ginecólogo le habló de un proyecto en el que estaban trabajando, un proyecto de fertilidad muy novedoso que consistía en una fecundación in vitro y no dudaron en aceptarlo. Fue así como se efectuó un impresionante logro de la ciencia, se había sometido al primer tratamiento de fertilización in vitro de la historia, concibiendo a su primera hija Louise que naciera mediante cesárea un día como hoy, 25 de julio pero de 1978. Este suceso causó revuelo, acaparó portadas de periódicos y horas de televisión en el mundo entero, fue tanto el asombro que nació en un quirófano en semioscuridad ante la enorme atención mediática despertada. Había tantas parejas esperanzadas con este logro que cuatro años más tarde, cuando tuvieron una segunda hija por FIV, ya era el número 40 del mundo. En 1986, surge el primer caso exitoso en Argentina, con el nacimiento de una niña tucumana, esto sentó las bases para el desarrollo de la medicina reproductiva en la Argentina poniendo al país en el mapa mundial en cuanto a la tecnología de la reproducción asistida. Hay cuestiones que quizá no sean del agrado de algunas personas, si bien, es un gran logro en el campo de la medicina que va caminando con avances tecnológicos, pero también va evolucionando contra términos de accesibilidad y restricción en la comprensión social, ya que, en la actualidad, este tratamiento no solo representa una opción para las parejas heterosexuales que tienen dificultad para concebir, si no, también para las parejas del mismo sexo que desean llevar adelante un proyecto de familia o para las personas solteras que desean tener hijos sin deseos de matrimonio y es ahí donde surge la incomprensión para algunos.
En México, el primer bebé nacido mediante la fertilización in vitro, fue en la Ciudad de Guadalajara Jalisco de una mujer de 40 años que ya previamente se había sometido a un tratamiento con intento fallido, el segundo fue mediante fertilización controlada por robots a través de inyección intracitoplasmática de espermatozoides, los óvulos fueron de una donante de 23 años de edad y fueron inyectados con esperma de la pareja de la nueva madre, un hombre de 43 años.
La naturaleza es tan sabia y la ciencia tan asombrosa que hoy día, la primera bebé probeta es una mujer de 45 años, la cual se casó a los 28 años de edad con su pareja de 37 y tuvieron dos hijos, ambos mediante la fecundación normal. Los primeros casos de FIV siempre fueron tan novedosos que poco a poco se han estado realizando y cada vez más con la naturalidad que nunca se hubieran imaginado los médicos de hace años. Al día de hoy, ya son 12 millones de niños los que han nacido en todo el mundo mediante la fecundación in vitro y el dilema que surge y con el que se lidia, es poner en claro el aspecto ético y legal, desde la forma de seleccionar los óvulos, hasta el uso y destrucción de los embriones no utilizados. Pero también el tener que estar siempre con el temor de no crear seres humanos en serie o desde la postura religiosa, de que esta cuestionara el que se pudiera crear una vida sin que ello implicara la necesidad de una relación sexual entre un hombre y una mujer.