LIMITANTES DE LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN LA POLITICA
Por: Isadora Santivañez Rios
La participación de las mujeres en la política ha generado grandes avances a través de diversas leyes e iniciativas que fomentan su sano desarrollo y su integración respetuosa dentro de la toma de decisiones, aunque aún persisten desafíos como la constante violencia política en razón de género y las barreras estructurales que representan obstáculos para lograr un desempeño equitativo e igualitario, la realidad es que en las últimas décadas se ha promovido ampliamente la participación femenina dentro del ámbito político, público y de poder.
Hace pocos años era inconcebible que las mujeres alcanzaran este tipo de espacios en nuestro país, por lo que se considera normal que fuera el sector masculino el que tomara las riendas del poder y con ello se consolidara una sumisión ante un sistema altamente patriarcal y carente de una visión incluyente y transversal.
México, ha logrado una alta representación de las mujeres en los diversos congresos locales, ocupando el 5to lugar a nivel mundial con mayor representación femenina en este Parlamento; así mismo, las mujeres representan el 49.2% de los escaños en el Congreso Federal, así mismo, tenemos a la primer mujer en el cargo de la Presidencia de la República, lo cual era inconcebible hace algunos años, sin embargo, no alcanzamos aún el llamado 50/50 que represente una verdadera paridad total.
Aunado a ello, tenemos como limitante que estos espacios aunque se encuentren ocupados por mujeres, ellas no siempre están interesadas en ser verdaderas representantes del género, que luchen y defiendan la causa, que la conozcan y que la proyecten, para así buscar abrir camino para más mujeres, por el contrario, en ocasiones lo que hacen es limitar la participación de otras mujeres, consolidando un esquema de competencia en el que en lugar de encontrar aliadas, ven en otras a rivales que deben ser atacadas, señaladas o minimizadas y usan su influencia para buscar detener, estorbar o limitar a otras mujeres.
Así mismo, encontramos en muchas ocasiones espacios ocupados por mujeres cuya toma de decisión y control del poder no es manejado por ellas, sino por un hombre que les dice qué hacer, qué decir y a veces hasta qué pensar.
Generalmente, este hombre es quien les designa los espacios que no puede ocupar por su género y en una estrategia elitista de control de poder, mantiene estos espacios al posicionar a mujeres que puedan ser controladas o manipuladas por él, para así hacer uso del poder, control y fortaleza que le otorga un cargo, sin evitar cumplir con la cuota designada para mujeres; es decir, si no puede ser para ellos, buscan que sea para alguien de con ellos, que consulte todo con ellos y ejecute las decisiones que ellos tomen, esto de manera servil y bajo un esquema de dominio.
Todo ello ha limitado la participación de las mujeres en la política, esto sin mencionar la constante violencia que sufren quienes se dedican a la vida pública, el demérito a su trabajo, la falta de respeto, la invisibilizacion a sus labores, la falta de reconocimiento, la segregación, la limitación en la posibilidad de tomar decisiones, los señalamientos tendientes a restarle credibilidad y dañar su reputación, la sociedad patriarcal que las obliga a realizar las labores de crianza y domésticas, los juicios que son exclusivos al género y se aceptan en los varones, como lo es estar todo el día fuera de casa trabajando, tener relaciones extramaritales, salir con amigos, desentenderse de las labores domésticas, no estar al pendiente de la escuela y tareas de los hijos, llegar a deshoras a casa, no acudir a ninguna actividad escolar, no hacer el súper o comprar la despensa, entre, muchas otras, que indudablemente, le restan tiempo a las mujeres, ya que éste pudiera ser dedicado totalmente a su labor pública y ello les genera una carga mental mayor a la de los varones, lo que también las limita y les resta la posibilidad de crecer a la par y de desempeñarse 100 por ciento a sus actividades laborales, entre muchas otras cosas que limitan su desarrollo profesional.
En tiempos actuales se han logrado muchos avances, sin embargo todavía existen los llamados techos de cristal que generan amplios limitantes y estos deben romperse con fuerza, determinación y constancia, solo así se garantizará una participación real, justa, respetuosa y equitativa.