Mario Vera querido, tu presencia siempre es un abrazo
Verónica Arredondo
Hay personas que nos resultan indispensables, que no solo acompañan nuestra historia sino que la conforman y contribuyen a construirla. Hay personas con las que no nos une un vínculo sanguíneo, familiar, pero que se han convertido en personajes tan importantes para nuestro relato de vida, que no habría una posible explicación de lo que somos sin su existencia. La amistad se edifica de formas extrañas. Existen los aciertos y las fallas. La amistad tiende a la honestidad y la compresión; no hay, muchas veces, obligación como con la familia. Creo en la amistad como un amor más real, más justo, una querencia que perdura y trasciende el tiempo y la distancia. Un amigo está para cuando se necesita y cuando no se necesita. Yo soy afortunada porque tengo amigos y amigas que son incondicionales y que le han dado un valor agregado a la vida y a mi vida. Yo tengo a Mario Vera de mi parte, a mi lado, conmigo. Mario me tiene a mí. No tenemos ninguna obligación, todo lo que somos el uno para la otra y viceversa, lo somos por gusto, por cariño, porque así lo hemos decidido y eso está bien.
Tengo presente que la amistad debe estar encima del interés que nos pueda causar la otra persona. Pero que nuestros amigos nos aporten y nos hagan crecer y desarrollarnos es un plus que nos viene bien cuando lo necesitamos. Yo creo que estoy rodeada de personas que admiro, que me gusta lo que son y lo que hacen. El crecimiento de mis amigos, sus profesiones, su forma de estar en el mundo, es sin duda, un tema del que me enorgullezco y del que me siento agradecida. Mario me ha dejado entrar a su vida, la ha compartido, he visto cómo camina, por donde anda y hacia dónde se dirige. Yo siempre creo que es sorprendente, asombro, que es ¡Wow!, y que aunque no fuera mi amigo, yo, conociéndolo, estaría arrobada con lo que nos enseña y presenta.
Mario es un tipazo, un profesional de esos que es importante encontrar en el camino, eso es lo primero que quiero decir respecto a nuestra amistad, pero no por ello, sino por sí mismo. Hace más de veinte años, cuando nos conocimos, escuchaba atenta sus palabras de cómo imaginaba su futuro; su futuro, sobre todo, respecto a lo que vino a hacer en el mundo. La profesión de Mario es desarrollarse como wedding planner, o planificador de eventos. Los resultados de su trabajo, siempre, son una maravilla. La gente lo sabe, sus amigos(as) los sabemos, y, lo más importante, él lo sabe, porque está consciente de que así debe de ser. Él le ofrece a sus clientes una experiencia irrepetible. Hace magia cuando genera escenarios, ecosistemas, tan emocionales que los sentimientos desbordan y nos desbordan. Es que si ustedes conocieran el tipo de ambientaciones que diseña no podrían no sentirse conmovidos. Eso tiene él, sensibilidad, una sensibilidad que hace de herramienta porque entiende a las personas y sus expectativas. Además, por si fuera poco, se ajusta a diferentes presupuestos y condiciones. Eso me encanta, eso le he aprendido, que no es necesario contar con las mejores condiciones para llevar un proyecto a buen puerto, sino que al contrario, quien debe entender las condiciones y las adversidades es uno, y que a partir del entendimiento, uno debe planificar el cómo y el cuándo deben de ocurrir las cosas. Mario ha llegado tan lejos, aunque llegará más lejos, como a planificar el Día de Muertos en el Hollywood Forever Cementery, esas son palabras mayores, muy mayores. Su currículum lo avala, sus clientes satisfechos, sus amigas y amigos, sabemos de su ingenio, de sus pasiones, de su actitud ante los contratiempos. Yo sé que siempre lo querremos a nuestro lado por múltiples razones, por ser como es, por ser él.
Yo recuerdo que has estado conmigo en las malas y las peores, y te lo agradezco porque ha sido complejo, pero contar contigo me ha ayudado a sobrellevar pérdidas, salvar obstáculos, comprender la realidad. Gracias por tu cercanía cuando fue lo de mi hermano, cuando han pasado tantas cosas que ya ni sé cómo agradecerte, aunque sé que tú lo sabes mejor que nadie, que es un privilegio y un gusto tu amistad y tu cariño.
Yo recuerdo nuestro primer viaje al extranjero, juntos. Conocer Nueva York a tu lado de verdad fue fascinante, encantador. Entendí el viaje y la ciudad como un hecho mágico e indisoluble de tu personalidad. New York era tan tú, que ahora me es imposible desvincular tu personalidad de ese increíble lugar. Gracias por ese viaje inolvidable, por las risas, por los gustos, por tu compañía, por tanto.
Recuerdo la vez que me cargaste literalmente para llevarme al hospital a través de escaleras, entre callejones, yo no podía sostenerme del dolor, y de alguna forma me salvaste del peligro. Gracias por salvarme, porque siempre lo haces, me salvas de diferentes formas y nunca pides nada a cambio.
Yo sé de tu valor como persona, que eres y serás siempre como lo describiste, como lo describiste, como lo muestras con cada acto. Quiero que leas y escuches estas palabras en tu cumpleaños. Esta es una forma de agradecer tu amistad, tu cariño, tu compañía, tu profesionalismo, eres grande. Yo sé que tus palabras y las mías, las nuestras, siempre se encuentran en la comprensión. Te sé cercano, te sé valiente, te sé un crack de tu profesión y estoy segura de que seguirás creciendo y consiguiendo grandes logros como wedding planner y como tú mismo.
Feliz cumpleaños, Mario, hermano, tu presencia, tus palabras y tus gestos siempre han sido un abrazo. Te quiero harto!