Roblox: acompañar a los menores en un mundo de riesgos digitales
Julieta del Río
Roblox se ha convertido en uno de los videojuegos más populares entre niñas, niños y adolescentes. No es solo un juego, es un universo en línea donde se crean mundos, se compite, se socializa y hasta se emprenden pequeños proyectos de programación. Su atractivo radica en la libertad creativa y en la posibilidad de interactuar con millones de usuarios en todo el mundo. Sin embargo, esa misma interactividad es también el espacio donde acechan riesgos que no podemos ignorar.
En semanas recientes se han documentado casos alarmantes, desde tratantes que engañan a jóvenes con falsas promesas de empleos como gamers en Roblox o Free Fire, hasta acosadores que utilizan estas plataformas para acercarse a menores con intenciones criminales. Incluso se reportó cómo una niña fue manipulada dentro de Roblox para sustraer dinero de sus padres. Estos hechos no son anécdotas aisladas; son la prueba de que los videojuegos en línea también pueden ser un terreno para el engaño y la vulneración de la confianza.
Frente a este panorama, la pregunta es: ¿cómo protegemos a nuestras hijas e hijos sin arrebatarles la posibilidad de disfrutar lo que tanto les gusta? La respuesta no está en prohibir, sino en acompañar. Jugar con ellos, observar con qué personas interactúan, preguntarles qué mundos visitan, interesarnos en su experiencia digital. El acompañamiento no debe ser esporádico ni basado en el miedo, sino constante y con diálogo.
La conversación y la cercanía deben ir acompañadas de herramientas de control parental. Los menores necesitan entender por qué no deben aceptar solicitudes de amistad de desconocidos, compartir fotos, datos personales, ni confiar ciegamente en alguien que promete recompensas dentro del juego. Acompañar significa también enseñarles a desconfiar de lo que parece demasiado bueno para ser verdad.
Es momento de asumir que la seguridad digital es tan importante como la seguridad física. Revisar las configuraciones de privacidad, evitar el uso de nombres reales, desactivar la geolocalización y establecer horarios de juego razonables son medidas mínimas que marcan la diferencia. Del mismo modo que les enseñamos a cruzar la calle, debemos enseñarles a navegar por el mundo digital.
Roblox y otras plataformas pueden ser espacios de aprendizaje y creatividad si logramos que la seguridad sea parte de la experiencia. Pero si dejamos solos a nuestros hijos en estos entornos, los exponemos a riesgos que trascienden la pantalla y afectan su integridad, su patrimonio y hasta su vida.
La tarea es compartida entre familias, escuelas, autoridades y plataformas debemos reconocer que detrás de cada usuario menor hay una persona vulnerable que necesita protección. La diversión no está peleada con la prevención. Al contrario, cuando acompañamos a nuestras hijas e hijos, no solo reducimos los riesgos, también fortalecemos la confianza y el vínculo familiar.