Dr. Pablo Quezada*
El Día de Muertos
El Día de Muertos es una de las celebraciones más importantes y representativas de México, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2008. Esta festividad, que se celebra los días 1 y 2 de noviembre, tiene una historia profundamente arraigada en las culturas prehispánicas y en las tradiciones católicas traídas por los españoles.
Orígenes prehispánicos
Antes de la llegada de los españoles, los pueblos originarios de Mesoamérica —como los mexicas, mayas, purépechas y totonacas— ya rendían culto a la muerte.
Ellos creían que la muerte no era el final, sino una etapa más del ciclo de la vida, y que las almas de los muertos seguían existiendo en otro plano.
Los mexicas, por ejemplo, dedicaban festivales a Mictecacíhuatl y Mictlantecuhtli, dioses del inframundo o Mictlán. Durante estas ceremonias se ofrecían alimentos, flores, incienso y objetos personales a los difuntos. Estas celebraciones podían durar hasta un mes entero y se realizaban en distintas épocas del año según el tipo de muerte que hubiera tenido la persona.
La fusión con el cristianismo
Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, se impuso la religión católica. Las celebraciones indígenas dedicadas a la muerte se mezclaron con las fiestas católicas de Todos los Santos (1 de noviembre) y Fieles Difuntos (2 de noviembre).
De esa unión nació lo que hoy conocemos como el Día de Muertos, una mezcla de cosmovisiones: la indígena, que ve la muerte como parte natural de la vida, y la católica, que busca honrar y rezar por las almas del purgatorio.
Las ofrendas y sus símbolos
Uno de los elementos más representativos de la festividad es la ofrenda o altar de muertos, que se coloca en los hogares y cementerios.
Cada elemento tiene un significado profundo:
· Fotografía del difunto: representa al ser querido que se recuerda.
· Velas y veladoras: guían el camino de las almas hacia el altar.
· Flores de cempasúchil: su color naranja y su aroma ayudan a las almas a encontrar su camino.
· Pan de muerto: simboliza el ciclo de la vida y la muerte.
· Calaveras de azúcar o chocolate: representan la presencia de la muerte en la vida cotidiana, sin miedo.
· Comida y bebida favorita del difunto: como muestra de cariño y bienvenida.
· Sal e incienso: purifican y alejan los malos espíritus.
El sentido cultural y espiritual
El Día de Muertos no es una celebración triste, sino una fiesta de reencuentro.
Durante esos días, se cree que las almas de los seres queridos regresan para convivir con los vivos, disfrutar de los alimentos ofrecidos y recibir amor y recuerdos.
Es una manera de mantener viva la memoria de quienes ya partieron, y al mismo tiempo, de reafirmar la identidad cultural mexicana.
En los pueblos y ciudades, los cementerios se llenan de color, música y comida; se organizan concursos de altares, desfiles, y se recitan calaveritas literarias, versos humorísticos que hablan de la muerte con picardía y alegría.
Presencia internacional
Aunque tiene su origen en México, el Día de Muertos se ha difundido a otros países de América Latina y del mundo.
La iconografía de La Catrina, creada por José Guadalupe Posada y popularizada por Diego Rivera, se ha convertido en un símbolo universal de esta celebración.
*Dr. en Educación



