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ROSARIO PIEDRA IBARRA
Por: Arturo Nahle G.
A Salinas de Gortari se le puede cuestionar por la crisis del 94, por permitir la privatización del ejido, por abrirle la puerta a los curas para que hagan política, por el homicidio de Colosio, entre otras cosas. Pero si hay algo que se le debe reconocer a Salinas es la reforma al artículo 102 Constitucional para crear la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Así es, en 1992 nació la CNDH como un organismo con plena autonomía que tiene por objeto la protección, observancia, promoción, estudio y divulgación de los derechos humanos que ampara el orden jurídico mexicano.
La CNDH tiene competencia para conocer las quejas relacionadas con presuntas violaciones a los derechos humanos cuando éstas sean imputadas a autoridades federales, con excepción del Poder Judicial. También para formular recomendaciones públicas no vinculatorias, denuncias y quejas ante las autoridades respectivas; y decidir en última instancia sobre las inconformidades que se presenten contra las recomendaciones y acuerdos de las Comisiones Estatales.
Para ser Presidente de la CNDH se requiere ser mexicano por nacimiento con tener 35 años cumplidos al día de la elección; contar con experiencia en materia de derechos humanos o actividades afines; no desempeñar ni haber desempeñado cargo de dirección nacional o estatal en algún partido político en el año anterior a la designación; no haber desempeñado cargo de Secretario o Subsecretario de Estado, Procurador o Gobernador en el año anterior a la elección; gozar de buena reputación; no haber sido condenado por delito que lastime seriamente la buena fama; y tener preferentemente título de licenciado en derecho.
La elección del presidente de la CNDH debe ajustarse a una compleja y amplia auscultación entre las organizaciones sociales representativas de los distintos sectores de la sociedad, así como entre los organismos públicos y privados promotores o defensores de los derechos humanos.
De ese proceso surge una terna que luego se somete al pleno del Senado, el elegido debe obtener el voto de las dos terceras partes de los Senadores presentes, dura en su encargo cinco años y puede ser reelecto por una sola vez.

A lo largo de 27 años han llegado a la Presidencia de la CNDH puros Doctores en Derecho: Jorge Carpizo (ex Rector de la UNAM y ex Ministro de la Corte), Jorge Madrazo (ex Procurador de la República), Mireille Roccatti (Fiscal especializada para los feminicidios de Juárez), José Luis Soberanes (ex Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM), Raúl Plasencia Villanueva y Raúl González Pérez (ex Abogado General de la UNAM).
Pues la semana pasada en una polémica y muy desaseada sesión, fue electa como nueva Presidenta de la CNDH la Psicóloga Rosario Piedra Ibarra, quien fue miembro del Comité Ejecutivo Nacional de MORENA y apenas el año pasado candidata a Diputada Federal por ese partido en Nuevo León.
Su imparcialidad y por ende su elegibilidad es sumamente cuestionable, pero más la forma en que fue electa, se dice que no obtuvo las dos terceras partes de los votos requeridos, incluso que el Coordinador de los Senadores de MORENA metió dos boletas a la urna.
Tras este vergonzoso proceso, renunciaron 5 de los 10 Consejeros de la CNDH, los partidos de oposición ya dijeron que impugnarán la elección ante la Corte, el Gobernador de Querétaro de plano dijo que no la reconoce y no le aceptará ninguna recomendación, etcétera, etcétera.
En resumidas cuentas, ser hija de Doña Rosario Ibarra de Piedra no le bastará para legitimarse; que pena por este organismo tan noble cuya autoridad legal y moral es tan necesaria en estos tiempos en que los Derechos Humanos son tan vulnerables.