Skip to main content

Cultura para inconformes
David Eduardo Rivera Salinas

Semana Santa:
un espacio entre la fe y la cultura.

Estamos por iniciar uno de los espacios de tiempo más intensos y maravillosos en la vida de nuestra ciudad; por un lado, las celebraciones propias de la Semana Santa, dentro del tiempo de la Pascua y, por otro, la realización de una edición más del festival cultural, un suceso por demás importantísimo para la vida social y cultural de Zacatecas. Ambas festividades encuentran hoy mismo un escenario complejo e incierto, debido a los efectos aún presentes de una pandemia al parecer muy cercana a su culminación como tal, pero también por los altos niveles de inseguridad que estamos presenciado en la entidad, y que no permiten afirmar con certeza cómo será el comportamiento de estos importantes acontecimientos.

Lo que sí podemos afirmar es que en nuestros días no existe ninguna duda que la cultura se ha convertido ya en un elemento ubicuo y decisivo de nuestra realidad social, aunque la política en ocasiones se empeñe en no reconocer este hecho. En sus múltiples expresiones y registros, tanto institucionales, materiales o simbólicas, la cultura aparece actualmente en todas partes, ya sea implicada en programas, en acciones o en estrategias muy diversas, desde la promoción y el desarrollo económico, en los procesos de producción y de consumo, hasta en las dinámicas de movilización ciudadana y resistencia política y, por supuesto, en la construcción de identidades.

La presencia de la cultura en Zacatecas se manifiesta en espacios y momentos insospechados, desde los anuncios publicitarios y de promoción política hasta en el diseño de programas educativos, en la promoción turística y hasta en la gastronomía y el disfrute pleno del tiempo. Lo que ahora observamos es un fenómeno donde un creciente número de ocupaciones, de oficios o de actividades sociales, han ido incorporando diversos modos o maneras o formas de hacer, de organizar y de evaluar procesos creativos a partir de las pautas propias de la actividad artística y de las expresiones culturales.

Es más, casi nadie y casi nada se escapa a este proceso de culturización del modo de vida contemporáneo en Zacatecas, ya que tanto las actividades propias de la esfera privada como las expresiones públicas de las personas, se encuentran hoy más que nunca influenciadas estética y culturalmente. La importancia de la cultura en Zacatecas es algo cada vez más claro y tangible; muchas de las acciones públicas tienen, a veces sin enunciarlo siquiera, un fuerte carácter cultural que tiene su fundamento en una manifiesta diversidad social, que se convierte en un factor decisivo de la articulación política de nuestro estado. Además, en la perspectiva de un futuro muy cercano, que en realidad ya está aquí, observamos un elemento de carácter eminentemente cultural, la conformación de una sociedad ampliamente diversa y plural, que hace de la cultura un asunto de interés público fundamental, un problema político de primer orden y un factor de desarrollo social y económico de gran importancia, por ejemplo en la evidente sinergia entre el patrimonio histórico, la creación cultural y las manifestaciones de la religiosidad popular y sus efectos muy favorables en el desarrollo turístico, como esperamos suceda durante los días por venir.

La tendencia cultural de nuestro estado resulta por tanto, obvia, evidente, innegable; puede decirse con firmeza, que estamos viviendo el tiempo de una sociedad de la cultura, como resultado de al menos tres lógicas de cambio entrelazadas entre sí, una de carácter social y económico, una más de fuerte contenido institucional y una tercera de cambio político e ideológico, que pueden analizarse en la compleja relación entre los cambios en el campo estrictamente cultural y las transformaciones culturales de la sociedad en su conjunto.

Finalmente, en Zacatecas reconocemos el valor que la cultura tiene en nuestra sociedad: la cultura les confiere a las personas la capacidad de reflexionar sobre sí mismas. A través de la cultura, del arte y del patrimonio -e incluso a través de la fe-, las personas se expresan, devienen conscientes de sí y reconocen su incompletud; pero también cuestionan sus propios logros, buscan incansablemente nuevos significados y crean obras que les permiten trascender sus limitaciones. Por ello es tan importante abrir nuestra mente y nuestros corazones a lo que sucederá en los próximos días; arte, cultura, fe y patrimonio en un mismo tiempo y espacio; alegría, esperanza, optimismo, disfrute del tiempo, en una palabra, convivencia, la gran utopía de nuestro tiempo.