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TUNAS CARDONAS
Genaro Borrego Estrada

Desde hace mucho tiempo he pensado que Zacatecas tiene potencial para ser una entidad con mayor progreso; con una economía más productiva y dinámica; mejores niveles de vida para la mayoría de la población y mucho más bajos niveles de pobreza.

La realidad verdadera es dolorosa.  Cuesta reconocerlo pero estamos muy lejanos de ese potencial y de esta visión de prosperidad equitativa.

Hay mucha pobreza y el rezago respecto a otras regiones del país es muy notorio. Hacia el sur vemos a Aguascalientes y el corredor del Bajío hasta Querétaro. En el norte a Coahuila y Nuevo León; hacia el occidente a Guadalajara y Los Altos Jaliscienses. Incluso también San Luis Potosí. Tan solo por mirar las entidades vecinas, pero hay muchas otras que si bien padecen rezagos han logrado avances significativos. Muchas cifras lo demuestran, pero no es el caso detallarlas, ya que a simple vista se evidencia.

La pregunta que me hago desde tiempo atrás es: ¿Porqué? ¿A qué se debe? Podría decirse que los gobiernos hemos fallado, pero el argumento no es del todo convincente. Hay algo más. Quizá la respuesta se encuentre más bien en el terreno de la antropología social. ¿Qué hay en las profundidades de nuestra personalidad colectiva que nos ancla en el rezago, en el atraso, en la medianía conformista?

Hay una mentalidad ancestral arraigada, que se traduce en conductas concretas muy características de nosotros, claramente peculiares que vienen quizá de las profundidades de nuestra historia. No son juzgables como positivas o negativas. Simplemente son así. La pregunta que me hago reiteradamente es ¿Conviene que siga así?

Requerimos contar con un estudio a fondo que identifique con certeza ese subconsciente colectivo muy propio de nosotros los zacatecanos y nos podamos ver con claridad en el “Espejo Enterrado” como diría Carlos Fuentes. Nos hace falta; mucha falta la versión zacatecana de “El Laberinto de la Soledad” de Octavio Paz o el “Perfil del Hombre y la Cultura en México” de Samuel Ramos o el Prólogo de Carlos Monsivais al libro “México” de Alfonso Reyes.

Es conveniente que encontremos las extrañas razones o sinrazones, de porqué nos inclinamos por el “victimismo” que achaca a otros –los victimarios- como los causantes de nuestras desventuras.

Nuestros males, nuestros padecimientos, nuestros problemas se deben a que “otros” nos han hecho daño y son “ellos” quienes deben redimirnos. A veces hasta “el cielo cruel” como lo describió López Velarde, es la causa de nuestras desgracias. Quién nos podrá ayudar a ponernos el espejo de nuestras entrañas colectivas?
Hasta la próxima.

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