Del pirata de Culiacán y otras tragedias
Hace algunos días un youtuber que se hacía llamar “el Pirata de Culiacán” fue asesinado.
Este evento fue reportado por varios medios de comunicación, desde los más tradicionales hasta los más independientes. Al ser tal la atención decidí investigar un poco sobre el tema. Después de ver algunos videos en youtube, me di cuenta que el llamado Pirata de Culiacán era una especie de bufón del narco. Al parecer su origen es bastante oscuro; fue abandonado por sus padres desde pequeño y creció con su abuela en algún pueblo de Sinaloa. En su adolescencia escapó de su casa e emigró a Culiacán, donde comenzó a trabajar de franelero. Posiblemente para burlarse, los músicos, narcos reales o wannabes lo comenzaron a invitar a sus fiestas. El muchacho entró en el juego hasta que le tomaron cierta simpatía después de varios videos subidos en youtube en donde de una forma u otra hace el ridículo, casi siempre borracho -o emborrachado-. Como pasa constantemente en este país, ciertas manifestaciones culturales muy cercanas a lo camp, sean los quince años de Ruby o Ladi Woo, pueden representar una oportunidad de negocio para algunos capitalistas. El ridículo comenzó a cobrar fama entre ciertas capas de la población, y de franelero el Pirata Culiacán pasó a ser actor en los videos de grupos musicales de banda o norteña y presumir de coches y casas que no eran de él.
En un video reciente, el joven, en estado de ebriedad, le manda un mensaje a uno de los tantos narcos que pueblan el paisaje mexicano de la narcocracia. Ese mensaje, que lo más probable es que se tratara de una simple payasada, le costó 15 balazos en la cabeza.
Este pequeño evento convertido me parece una representación clara de la tragedia cultural que vive México con respecto al narco y la pobreza. Un niño que nació en un contexto violentado por la miseria y el abandono familiar, un niño criado en la calle, sin formación escolar, que trabajó de franelero y luego, por el humor tan particular del narco, salta a una fama fugaz a la medida de millones de mexicanos que aman lo camp, los narcos, los narco-corridos y que a veces no saben distinguir entre la risa y el bullying más descarado, logró hacer enojar a un capo de millones de dólares. Probablemente el Pirata de Culiacán, al hacer amistad con narcos, se sintió narco y tomó partido por alguno de ellos. Probablemente los acompañantes en el video que le costó la vida, primero lo emborracharon y después le propusieron que dijera que X persona le hacía los mandados (en un lenguaje más falocéntrico). Y la risa, la burla, el ridículo, el narco-camp, terminó con una vida que ya estaba marcada como una no-vida; una vida burlable, que se puede abusar, después hacer un poco de dinero a su costa y luego darle 15 balazos, tal vez sólo por diversión.
Es probable que después de muerto, el Pirata de Culiacán, llegue a formar parte del panteón de santos y héroes del narco, y con justa razón; fue un personaje que venía desde abajo y murió como si hubiese sido un gran capo; hasta en eso se burlaron de él.