El fin de la Hegemonía del PRI
Es curioso comparar cómo se funda la hegemonía del PRI, antiguo PNR y luego PRM, y y la relación con el Estado corporativo mexicano. El principal responsable del modelo corporativo fue un socialista bastante flexible, el general Lázaro Cárdenas. Con Cárdenas las promesas sociales de la Revolución Mexicana alcanzan sus cotas máximas. A partir de ahí, el partido oficial girará paulatinamente, sexenio a sexenio, hacia la derecha hasta desencadenar el salinato y la transición neoliberal. El Estado Corporativo mexicano inicia en la izquierda y termina en la derecha con un fraude electoral en el 88, precisamente contra la corriente neo-cardenista comandada por el hijo del general, Cuauhtémoc Cárdenas. Los responsables de la debacle del Estado corporativo fueron los mismos que vendieron las empresas públicas a sus amigos, que lavaron dinero del narco, que mantuvieron la corrupción sindical y todo un aparato clientelar y extractivista, basado en el intercambio de favores y un pacto de impunidad. Esto ya está más que documentado, pero vale traerlo a colación para aseverar lo siguiente: hoy el PRI está verdaderamente herido y su hegemonía vertical con narcos, empresarios y sindicatos, se fractura.
Hace algunos días el New York Times publicó un reportaje sobre el gasto del presidente Peña Nieto en publicidad a ciertos medios de comunicación. El “chayote” en México es una larga tradición y no es un misterio que siga existiendo. El escándalo por un lado es lo obvio: el gasto multimillonario a los medios paleros del gobierno. Otro escándalo, que no ha sido del todo reportado, es el enojo de Carlos Slim con la actual administración. Desde que Slim se convirtiera en accionista mayoritario del New York Times, las notas golpeando al gobierno de Peña Nieto no han cesado. Al parecer las reformas en telecomunicaciones no le sentaron bien, aunque hay notas contradictorias al respecto; algunos medios argumentan que su imperio ha sido golpeado, como un reportaje del Wall Street Journal de marzo del 2013. Otros medios dicen lo contrario, como Proceso, en una nota de junio de este año. Lo cierto es que los ataques desde el New York Times son constantes. Además el PAN le ha arrebatado 13 estados y encarcelado a varios ex -gobernadores, la inmensa mayoría del PRI. Hace apenas una semana otro escándalo de corrupción salpicó ahora al diputado Manlio Fabio Beltrones, figura prominente de partido. El ataque vino desde Chihuahua, gobernada por Javier Corral Jurado, otro estado arrebatado por el PAN con un ex-gobernador del PRI ahora prófugo de la justicia.
Nunca antes el PRI se había visto tan vulnerable. Hoy, por primera vez en la historia de México, su fragilidad es real. Hay angustia y temor en el PRI. Sus estrategias políticas son patadas de ahogado; elegir a Meade como candidato y sacar a Elva Esther Gordillo de la cárcel. Ya no es el PRI que manipula a sindicatos y hombres de negocios, sino un PRI ninguneado por empresarios, por una líder sindical en decadencia y por un partido político que le asienta golpes certeros, medidos, precisos. Si el PRI pierde en las próximas elecciones, que es lo más probable, su hegemonía llegará a su fin. Su derrota en el año 2000 contra Fox fue simbólica. Su verdadera derrota está por verse en el 2018.