¡ESTADO GENDARME!
Aquiles González Navarro
“La Corte declara legales las revisiones sin orden judicial a personas y vehículos”. La Jornada, miércoles 14 de marzo.
“La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró que es constitucional que los cuerpos policiacos lleven a cabo revisiones a personas y vehículos sin contar con mandamientos judiciales, contenidas en los artículos 132, 147, 251, 266 y 268 del Código Nacional de Procedimientos Penales”.
Para llegar a tal determinación, los ministros de la Suprema Corte de Justicia, se vieron obligados a desechar los alegatos vertidos por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y por el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai) , en sendas acciones de inconstitucionalidad promovidas por el órgano defensor de derechos humanos y el de protección de datos personales.
Un requisito es suficiente para dar legalidad al acto de revisión sin que exista orden escrita: ¡¡Sospecha razonable!! o ¡¡suposición razonable!!(Las admiraciones son mías)
La ministra Margarita Luna Ramos dijo que esa facultad que se otorga a los cuerpos de seguridad, es para cumplir con el principio de inmediatez “de lo contrario, la policía estaría de adorno” (Sic).
Por su parte el Presidente de la Corte pretendió justificar el resolutivo, señalando las facultades de investigación y persecución que el artículo 21 de la Constitución otorga a las policías, a partir de las reformas de 2008 en materia de justicia penal.
Finalmente, como para descargar culpas o lograr cristianamente la expiación de los pecados, los ministros agregaron a su argumentación: “Si después de la acción policial el juez de control en materia penal considera que la sospecha no se justificó plenamente se debe invalidar la actuación por considerarla indebida”
La revisión corporal o en el maletero del vehículo, la detención, el traslado a separos policiacos y la puesta a disposición del juez de control. El tiempo que transcurra para agotar pruebas que concluyan que no se acreditó “sospecha razonable”, el dinero gastado en la defensa y la honra en entredicho, todo eso es lo de menos, pues basta con que el juez de control invalide la actuación del policía por indebida para dar por reparada la violación de garantías. Hecho esto no pasó nada, dicen los que saben.
El Diccionario Jurídico Mexicano del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, hace una distinción muy clara entre Estado de Derecho (Estado de bienestar) y Estado de Policía (Estado Gendarme). El primero es aquel “Estado cuyo poder y actividad están regulados y controlados por el derecho”, que “contrasta con todo poder arbitrario y se contrapone a cualquier forma de Estado absoluto o totalitario”. El Estado gendarme “se caracteriza por otorgar facultades discrecionales excesivas a la administración para hacer frente a las circunstancias y conseguir los fines que esta se proponga alcanzar.”
Karl Jaspers, filósofo de la Universidad de Heidelberg, citado por José Mauro González Luna en “El Universal” (16 III 18), recomienda que, al menor indicio de esa mueca aterradora, deben los pueblos ponerse en guardia de inmediato, so pena que después sea demasiado tarde para la defensa del derecho. Y agrega: “Cuando el sentido de la libertad mengua y la persona abandona sus más altas responsabilidades, entonces, en aras de su seguridad, sobreviene la crisis de la capitulación vergonzosa de las personas y su decoro”
Habíamos avanzado hasta antes de la llegada de Felipe Calderón a la presidencia y sus acuerdos vergonzantes con los estados Unidos en 2008, que lo llevaron a implementar el sistema penal norteamericano en México, incluyendo sus llamados juicios “adversariales” u orales, pues la policía era un órgano de apoyo al Ministerio Público en la investigación de los delitos y no estaba facultada para recibir confesiones, menos para revisiones corporales o en vehículos.
La confesión carecía de validez si no iba acompañada de otras pruebas que la hicieran verosímil. La prueba circunstancial se constituía en la prueba penal por excelencia. La cadena de indicios conducía a la prueba reina.
La policía mexicana no es garante de honestidad y de racionalidad. Reclutada a partir de llamados no a la vocación, sino al desempleo, oculta entre sus filas a sujetos del más alto grado de perversión y abuso, sin reconocer que también los hay ejemplos de decoro, de honestidad y capacidad, sólo que ¿cuál te toca en el retén?
Los jóvenes se constituyen en “carne de cañón” en los retenes de carreteras: El celular y la cartera o te cargamos, le dicen al indefenso muchacho. A los que, desde la distancia y apañados por policías o soldados me han consultado respecto a las alternativas, con plena impotencia les he dicho: El celular y la cartera te salen baratos. Entrégalos. Ahora con el resolutivo de los señores ministros, debo agregar a mi recomendación a los jóvenes: y mucho cuidado de mostrarte sospechoso, porque en México ser sospechoso es un delito que se persigue de oficio.
En el Estado Gendarme hay una tendencia a disminuir la intervención judicial y a incrementar la de las policías o de militares convertidos a policías, sólo que vamos directo al fascismo, cuando esa tendencia es estimulada por quienes debieran hacer respetar el Estado de Derecho: Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. s