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Estrategias cardenistas y salinistas en la campaña presidencial del 2018
Sabino Luevano
En un artículo publicado en este mismo periódico, argumentó hace algunos meses que actualmente sólo existen dos corrientes en la política mexicana actual; una cardenista, representada por AMLO, y otra salinista, representada por Meade y, hasta cierto punto, por Anaya. Me basé en el ideario político y económico de los candidatos para hacer tal aseveración.
Hoy, marzo de 2018, con la campaña más avanzada, han sucedido varios sucesos que refuerzan mi tesis ya no desde los idearios, sino desde las estrategias. Según se lee en las obras sobre cardenismo de Adolfo Gilly, Enrique Krauze o la compilación más reciente de Samuel León y González, hubo 3 estrategias principales que utilizó Lázaro Cárdenas para llegar a la presidencia; 1. La formación de organizaciones sindicales; 2. La alianza con varios actores sociales, campesinos, obreros y miembros de partidos políticos; y 3. Recorrer el país de norte a sur y platicar con la gente en ciudades, pueblos y rancherías. Probablemente ningún otro candidato en la historia de México recorrió tanto territorio antes y después de ser presidente.
La estrategia de López Obrador va por el mismo camino; ha formado alianzas con el sindicato de educación y con los mineros de Napoleón Gómez Urrutia. Ha aceptado en MORENA a miembros prominentes de otros partidos, como Manuel Bartlett o Germán Martínez. De igual forma, recorre el país constantemente de norte a sur, pasando por ciudades, pueblos y rancherías, donde platica con la gente de a pie. De estos viajes resultan videos cortos, filmados por MORENA o por los habitantes de estos lugares, que luego se comparten en las redes sociales. En estos videos aparece López Obrador liberando tortugas, jugando al balero, desayunando en restaurantes de pueblo etc. La estrategia es mostrarlo como un candidato humilde, que platica con la gente, que conoce el país. Los videos tienen millones de vistas en las redes sociales y al parecer funcionan. Anaya ha intentado reproducir la misma estrategia pero el resultado, en mi opinión, es diferente; Anaya parece confundido en estos videos, parece que no sabe cómo convivir con la gente humilde, de qué platicar, qué preguntar. Meade no se quiso quedar atrás y recientemente salió un video en donde una mujer, desde la barda de su casa, le dice algo parecido a “Dios quiera y usted sea presidente”. Según los usuarios, fue un video editado, tal es la confianza en el partido revolucionario institucional.
Pero la estrategia fuerte del PRI, no se basa en la política de calle, sino a las peores tácticas gangsteriles institucionales. Recientemente acusó a Ricardo Anaya de lavado de dinero. Independientemente de que sea cierta o falsa esta acusación, lo que salta a la vista es el uso discrecional de la justicia. Mientras que la PGR ha recibido decenas de denuncias contra el ex-gobernador de Chihuahua y no ha hecho gran cosa por capturarlo, se mueve con una celeridad espectacular en el caso Anaya. La estrategia mafiosa y priista de tumbar a los rivales mediante difamación, corrupción y uso de las instituciones públicas, confirman el ADN del PRI exacerbado durante el salinismo.
El panorama de estrategia política, en resumen, es el siguiente: por un lado, las construcción vertical y horizontal de alianzas políticas, muchas de ellas dudosas, tradición de vieja raigambre en la historia política nacional. Y por el otro, lo de siempre: el dinosaurio que se niega a morir por todos los medios posibles.

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