Sabino Luevano
Fisuras vivas
El PRI, el viejo PRI, es una rareza en la política latinoamericana, ya de por sí plagada de rarezas. En el cabían todos; la ama de casa, el obrero, el empresario, el estudiante, el intelectual y hasta el gánster. Por eso Vargas Llosa lo llamó “la dictadura perfecta.” Sin embargo, en los años 80 surge una escisión y se funda el PRD con los elementos cardenistas del partido. El PRI entonces se queda con los elementos liberales y neoliberales. Según Carlos Salinas de Gortari, en su libro La década perdida (2008), el único neoliberal del PRI fue en realidad Ernesto Zedillo. Salinas se concibe a sí mismo como liberal, no neoliberal. Y pone una serie de ejemplos, no del todo inconvincentes, para justificar su postura.
Para ese entonces México ya tenía 3 partidos grandes; el PAN, el recién fundado PRD y el viejo PRI. El PAN no sufrió fisuras ideológicas en todos los años 90; se mantuvo unido y neoliberal. Según Salinas, el otro presidente neoliberal mexicano fue Vicente Fox. Al parecer no considera a Felipe Calderón un neoliberal.
En el siglo XXI, sin embargo, tanto PRD como PAN sufrirán eso que le dio al PRI en los años 90; fisuras ideológicas. Los elementos que se autoconciben más a la izquierda del PRD, fundarán MORENA. Y los elementos que se autoconciben más al centro del PAN tomarán el control del partido y arrinconarán a los calderonistas y foxistas; muchos de ellos abandonarán el PAN y se irán al PRI. Por su parte, el PRI, en el 2017, decide elegir como candidato a un funcionario público no afiliado al partido; José Meade. El PAN, ahora autoconcebido oficialmente como de centro, hace una alianza con el PRD, lo cual hubiese sido inaudito en los años 90.
Estos movimientos telúricos al interior de los partidos son sumamente positivos para la democracia mexicana. Por un lado, atestiguan que esta está viva, que se está redefiniendo constantemente a nivel de partidos, y por otro, que nuevas generaciones relevan o expulsan a las veteranas y proponen o refuerzan nuevas propuestas. Sólo una persona como Ricardo Anaya, joven, preparado y ambicioso, pudo haber hecho esa alianza con el PRD. Por el lado de MORENA, la cantidad de jóvenes y de mujeres que trabajan para Andrés Manuel es impresionante. María Luisa Alcalde, con apenas 30 años, es una de las jóvenes promesas de la política mexicana. Más allá de los debates, de las propuestas y los planes, creo que hay que festejar esto y no perderlo de vista con narrativas maniqueas de ningún tipo; la democracia mexicana es joven y frágil, pero está viva y poco a poco va avanzando.