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Sabino Luevano
PARADOJAS NEOLIBERALES

Una de las propuestas de López Obrador más aceptadas por la opinión pública es la reducción de la burocracia y de salarios públicos. Según López, él va a ganar 108 mil pesos mensuales y ningún funcionario debería ganar más. Aunque no soy de los que piensa que el pueblo siempre es sabio y tiene la razón, esta medida casi es de sentido común y en este punto concuerdo con López: no puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Los salarios de altos funcionarios en México son mayores a los de muchos funcionarios de Estados Unidos y Europa. Esto no tiene razón de ser en un país con tantas desigualdades como México. Su única razón de ser, de hecho, es la rapiña, la corrupción y el robo de recursos públicos; ver el Estado como una piñata a la que hay que aspirar para hacerse de dinerito.
Obviamente, esta medida generó reacciones en contra por parte de las personas afectadas. Desde jueces de la suprema corte, alcaldes, diputados hasta burócratas del INE. De acuerdo a Macario Schettino, en una nota publicada este mes (Julio 2018) en El Financiero, el problema de esta medida es que podría generar que muchos funcionarios de alto rango decidan trabajar para la inversión privada al no encontrar salarios competitivos. Por principio, es muy difícil en México ganar 600 mil pesos mensuales en la inversión privada. En segundo lugar, si estos funcionarios decidieran irse, estoy seguro que hay muchos mexicanos con las mismas capacidades intelectuales dispuestos a tomar sus puestos. Así que, como dicen en inglés: procuren no golpear la puerta cuando se vayan.
Otro aspecto interesante del tema, es que muchos de estos críticos, sobre todo los del periódico El Financiero, son neoliberales. Y uno de los fundamentos claves del neoliberalismo es reducir el Estado y el gasto público. ¿Por qué el escándalo, entonces? Sin pretenderlo, la medida de López es una medida neoliberal strictu sensu: reducción de salarios públicos y de la burocracia. ¿Por qué no están contentos? Porque en nuestro querido país, muchos neoliberales, a diferencia de Estados Unidos, viven del Estado. Así es: los enemigos de lo que llaman “estatismo” en México no pueden vivir sin tata Estado. Los itam Boys, por ejemplo, son como una especie de pandilla de criollos mexicanos que se reparten puestos gerenciales en PEMEX y otras dependencias de gobierno y elaboran toda una serie de pactos y corruptelas para beneficiarse y beneficiar a los suyos. Sus apellidos son Meade Kuribreña, Lozoya Austin, González Anaya, Videgaray Caso etc. Estos personajes no ocupan estos puestos debido a su inteligencia, sino a su privilegio y a las “palancas” que tienen. Por supuesto que ellos le hacen creer a la gente que son los mejores y están ahí por mérito propio. Pero, como bien argumenta Shamus Rahman en su libro Privilege (2012), gran parte de las élites en occidente son élite por privilegio, no por mérito. Sólo en ese sentido, podríamos hablar de una “mafia del poder”: un grupo de empresarios, políticos, economistas y narcotraficantes que tal vez no controlen todo el Estado, pero sí amplias porciones del mismo.
Ahora bien; la idea de que MORENA es un partido absolutamente disruptivo, es discutible. Hay elementos muy progresistas y disruptivos dentro de morena, pero también hay un montón de políticos corruptos de ese y otros partidos. Al final y al cabo, ni siquiera es un partido nuevo, sino que surge del PRD y se trae a un montón de gente del PRD, que anteriormente había militado en otros partidos, sobre todo en el PRI. No estoy diciendo que son lo mismo, sino que no son radicalmente diferentes ni una “izquierda nueva” incorruptible e impoluta.
Es cualquier caso, es muy temprano para juzgar, pero las señales que manda el líder supremo son contradictorias. Por ejemplo, de la fiscalía autónoma había dicho que sí, después que no y luego que más o menos. Tal vez esa sea la huella que deje su gobierno; un montón de medidas interesantes tomadas a medias. Pero ojalá y en la reducción de salarios públicos, no le tiemble la mano. El pueblo, esta vez, sí tiene razón: es criminal que un funcionario público, en un país con la mitad de la población en pobreza,  gane un millón de pesos al mes. Siendo neoliberales, eso es abuso de Estado. Así que señores neoliberales: festéjenlo.

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