Miscelánea
¡INSURRECCIÓN- PATRIOTISMO O HARTAZGO!
Aquiles González Navarro
El primero de julio de 2018, un hecho vino a sacudir las estructuras políticas de nuestro país, al tiempo que modificó el rumbo de la historia:
El triunfo inobjetable del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), representado por Andrés Manuel López Obrador para la Presidencia de México, así como la obtención de mayorías, tanto en la cámara de Senadores, como en la de Diputados y varias gubernaturas.
La gente de izquierda y los sectores nacionalistas vinculados al cardenismo, esperaron, esperamos treinta largos años, desde aquel tortuoso proceso electoral federal de 1988, cuando la derecha, apoyada en las estructuras jurídico-políticas del Estado, dio un zarpazo para arrebatar el poder. De un poder político que el pueblo de México había negado a la derecha representada por el PRI Y EL PAN.
¡Se cayó el Sistema! Se dijo: De pronto el sistema de cómputo “convulsionó” y los aparatos dejaron de contar, precisamente cuando la figura de Cuauhtémoc Cárdenas se agigantaba y cada minuto, cada segundo que pasaba, lo colocaba más cerca de la Presidencia de la República como indiscutible ganador.
Todo lo demás es historia: Fue impuesto como “Presidente de la República” obviamente espurio, Carlos Salinas de Gortari, quien “confeccionó” toda una red de ambiciones con personajes dispuestos como él a desmantelar las empresas del estado y distribuirse las ganancias.
Así, más de mil empresas paraestatales se “vendieron”, surgiendo así una nueva clase capitalista-empresarial. Aparecieron los Slim, los Bailleres …
De pronto, ante un error de cálculo de Carlos I el espurio, el país se vio en la posibilidad de reencausar el rumbo de la historia hacia el estado de bienestar: La designación de Luis Donaldo Colosio como candidato del PRI a la Presidencia de la República. Potencialmente ganador, Colosio incurrió en un error político gravísimo: Criticó a destiempo fuertemente al régimen del que provenía. “Veo un pueblo con hambre y sed de justicia”, dijo en discurso memorable y casi para el día de la elección.
Y es que Colosio no aprendió la lección política como legado del General Cárdenas: La espera prudente. El momento histórico oportuno para rebelarse. El General, una vez colocada la banda presidencial que es símbolo indiscutible del ejercicio del poder en México, llamó a la cordura y a la disciplina al General Calles. Luego lo expulsó del país, disolviendo su propio gabinete para garantizar sólo la participación de cardenistas probados: Francisco J. Múgica por ejemplo.
Colosio se adelantó a las circunstancias: El poder lo ejercía Salinas y lo sabía ejercer. Viene la crítica sin base social de apoyo y Colosio, custodiado -¿custodiado?- por un Estado Mayor sumiso a Salinas, abandonó o distrajo intencionadamente sus obligaciones. La primera, la protección del candidato presidencial. Luego vino el magnicidio y la plancha de cemento en Lomas taurinas para borrar toda huella de evidencias. La atracción del caso por la PGR siendo incompetente, fue cierre del círculo de la impunidad.
Hubo un segundo momento que esperanzó nuevamente a los mexicanos: la aparición en escena del Frente Zapatista de Liberación Nacional. El manejo mediático del “sub comandante Marcos”. Su elocuencia y la necesidad de los mexicanos de creer en “algo” hizo que sucediera: Lo creímos por un tiempo. “Mucho ruido y pocas nueces” dice una conseja popular.
Luego vimos como el país se disminuía, de qué manera era saqueado y entregados los bienes de la nación a potencias extranjeras: el oro a Canadá, el petróleo a España, la industria y agricultura a los Estados Unidos (hasta bicimex de entrañables recuerdos), el ferrocarril al imperio y, a mexicanos “leales” a Salinas y a su proyecto depredador “las sobras”, ¡pero que sobras!
Para el hombre de Izquierda que es Pedro Miguel (articulista de La Jornada), lo sucedido el primero de julio de hace dos años tiene su lectura: “no fue una elección, sino una sublevación. La mayoría absoluta de la ciudadanía no fue a las urnas para poner a un nuevo administrador a la cabeza del régimen. La decisión no fue entre Anaya, Meade, El Bronco o López Obrador, sino entre mantener el modelo neoliberal y oligárquico o enterrarlo”. “La Jornada” julio 2020.
“La columna vertebral de la aplicación local de ese modelo era la integración supeditada a Estados Unidos; primero en lo comercial, luego en lo económico y en los últimos sexenios del ciclo , en seguridad nacional y pública;”
“Y, sí, como resultado de esa insurrección se conquistó la Presidencia para un proyecto de transformación profunda y radical que no se propone administrar el régimen, sino acabar con él…”opcit.
Continuarán los ataques. Hoy el Presidente López Obrador es el mandatario más criticado e insultado de la historia de México. ¿Eso que importa si el proyecto de país es más grande? LA RECONSTRUCCION DE MÉXICO VA PRIMERO.
“Construye tu casa, tu templo y tu sepulcro con las piedras más firmes que has tallado” Sentencia León Felipe, el poeta de la dignidad y del exilio.