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SEXISMO LINGÜÍSTICO

Por: Isadora Santivañez Ríos

La participación de la mujer en la vida política y social de nuestro país ha incrementado con el paso del tiempo, cada día somos más mujeres las que nos damos la oportunidad de crecer profesionalmente hablando dentro de la esfera pública, cada día somos más quienes alzamos la voz y exigimos de manera contundente el respeto a nuestro género y a nuestra persona.
Día a día luchamos batallas emocionales, sociales y culturales por defender nuestro derecho a ser libres, plenas y autónomas, por ser respetadas y reconocidas. La cultura machista y las tradiciones misóginas son aspectos difíciles de superar; en la actualidad, vemos, sentimos y escuchamos actitudes retrógradas que de manera común y cotidiana generan denostación hacia la mujer, como si fuera cosa de nada, como si fuera algo normal, como si estuviera bien, como si no fuera ofensivo o lacerante para la integridad de las mujeres en general.
Pero este escenario se convierte en algo aún más preocupante, cuando quien genera este tipo de acciones o comentarios ofensivos hacia el género femenino son las figuras públicas que participan dentro de las actividades políticas de nuestro Estado.
Es realmente lamentable y alarmante, escuchar a actores importantes de la política referirse a la mujer desde un aspecto denostativo y hacerlo con un tono de soberbia, algarabía y cotidianeidad.
Lamentablemente, el sexismo lingüístico, existe, es latente y se encuentra vigente en algunos actores políticos de nuestro Estado, actores que después de ofender de manera pública a las mujeres, no tienen siquiera un ápice de vergüenza para ofrecer una disculpa pública a nuestro género, a todas las madres, hijas, esposas, amigas, primas y hermanas a las que ofenden al momento de ofender a las mujeres, se les olvida que muchos de los militantes de sus propias instituciones políticas pertenecen al género femenino, se les olvida que las mujeres somos las que sacamos avante las elecciones en nuestro Estado y en nuestro país, que no solo representamos más del 50% de la población, sino que somos el motor que mueve a nuestra sociedad y a nuestro país, a través de nuestro activismo, nuestro trabajo y nuestro compromiso por sacar adelante a nuestras familias.
El sexismo lingüístico está clasificado como un tipo de violencia, es algo de lo que se habla poco, pero que lamentablemente se sufre mucho, es cometido cuando el lenguaje que se utiliza resulta discriminatorio, debido a su forma, es decir, debido a las palabras o estructuras elegidas.
También se comete sexismo lingüístico cuando se emplea el género masculino para aludir a ambos sexos, por lo que se acaba relegando, in-visibilizando o ignorando a la mujer.
Existen muchos tipos de manifestaciones de esta forma de violencia y un gran debate sobre si las palabras ofensivas en contra de las mujeres forman parte o no de la estructura considerada para definir al sexismo lingüístico, sin embargo el debate debe ir más allá, debe considerar todas las manifestaciones verbales que sean ofensivas para las mujeres, que generen violencia, que provengan de una mentalidad retrógrada que coloque a las mujeres en una posición de sumisión o de relego, es verdaderamente lamentable que en nuestros tiempos, aún se generen este tipo de expresiones que en nada abonan al fortalecimiento de nuestros derechos individuales. Las mujeres no tenemos por qué vivir esta clase de violencia, no debemos ni podemos permitir que se nos siga agrediendo y mucho menos que lo haga figuras que desean guiar el rumbo de nuestro Estado.
Toda personalidad de la política que ofenda o violente a una mujer, no merece nuestro respaldo, aquel o aquella que la agreda, que la lastime, que la denigre o que la violente, no debe ser considerado como un posible o una posible representante popular, debemos unirnos y alzar la voz, porque la lucha ha sido de años, porque quienes nos anteceden, han sorteado las disputas necesarias y suficientes para alcanzar cada logro, por honrar el sacrificio de quienes nos formaron, la historia de quienes nos abrieron camino y dieron la batalla, quienes crearon nuestra historia a través de la defensa y la lucha por el respeto y reconocimiento de la mujer,; siendo congruentes con nuestros actos, nos corresponde mantener una postura firme y decidida para abolir todo tipo de violencia en contra de las mujeres.