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Miscelánea
¡UNA VIEJA GENERACIÓN DE LEGISLADORES!
Aquiles González Navarro
El título de este artículo, así como el fondo o esencia en la primera parte, lo tomo prestado de la colaboración de Ricardo Arteaga Anaya, publicada en este diario el sábado 17 de abril próximo pasado y que lleva por título: “Una nueva generación de legisladores”.
Aunque, al cambiar la palabra “nueva” por la palabra “vieja”, no es, en modo alguno para contradecir u oponerme a la esencia de tan respetable opinión, por el contrario, el cambio obedece a mi coincidencia con lo que Ricardo Arteaga expresa en su artículo y que, con este cambio de palabra- pienso- se reafirma el planteamiento del articulista.
Si nos preocupamos y ocupamos en conocer el pensamiento y debates de los “viejos” legisladores, basta con darle una ojeada a las actas de debates del Constituyente de 1917: Ignacio L.Vallarta, Pastor Rouix, Francisco J. Múgica entre otros. Pasión, conocimiento y patriotismo que dio origen a “La Primera Constitución Político Social del Mundo” y que luego, en su aplicación fue vía para el “Estado de Bienestar”, también llamado Estado Social de Derecho… Hasta que llegaron los neoliberales y lo destruyeron.
Eran lo que hoy son para nosotros los “viejos” legisladores. Todos parlamentarios, todos cultos, todos de un patriotismo exacerbado.
El Gobierno de López Obrador trata con su programa operativo, de implementar el Estado de bienestar, a través de distribuir el ingreso asignando pensiones, prestaciones, seguros de desempleo y otras figuras que constituyen el intento serio de equilibrar los ingresos económicos de los sectores más pobres.
“La característica del Estado de bienestar es que la prestación de todos estos servicios se realiza no como un acto de caridad pública, sino como obligada respuesta a un derecho de las personas de menores recursos. Son consideraciones de justicia social y no de caridad las que determinan este orden de cosas que busca implantar la seguridad económica en la sociedad” Enciclopedia de la Política. Rodrigo Borja.
Cuando Ricardo Arteaga Anaya expresa su deseo de “una nueva generación de legisladores”, entiendo que brinca a la actual para que el vacío abra el espacio a “nuevos” legisladores con cultura y alteza de miras, con ideario político, con una concepción sobre el rumbo de país. Una nueva generación de legisladores que no lo sea por exclusión (porque en la vida no tuvieron otra alternativa) sino legisladores de inclusión, por vocación, porque se nutren de ideales y de amor por México y porque se han preparado profesionalmente para la política. Tal como eran aquellos “viejos” legisladores.
Hace años, siendo diputado local quien esto escribe y con el cargo de coordinador de la bancada del PRD; en tanto cenábamos la bancada con el hoy senador Porfirio Muñoz Ledo, le pregunté sobre la sumisión de los diputados ante el poder ejecutivo, así como su opinión sobre los “pagos” que la gobernadora entregaba a los diputados para el efecto de que votaran afirmativamente las iniciativas que enviaba, sobre todo las de presupuesto de ingresos y egresos. Entonces eran $2,500 dos mil quinientos pesos por voto.
Reviró Muñoz Ledo y dijo: “Me estas metiendo en un problema… y sin embargo dio respuesta con una lección de moral política e hizo énfasis en la independencia de los diputados respecto del ejecutivo.
Legisladores que no vean la política como un negocio y que no sean manipulados a través del “pago por voto” a favor de las iniciativas del ejecutivo, fue la consigna.
Legisladores que no sean simples vasallos de las indicaciones del Presidente de la República o de los gobernadores de los estados, fue la conclusión.
Hoy son fuente de debate y de preocupación, dos iniciativas que fueron planteadas en el Senado de la República que coordina Ricardo Monreal: Una que tiene que ver con el registro biométrico para acceder al uso de teléfonos celulares y la otra para prolongar por dos años más de su encargo original, el mandato del actual Presidente de la Suprema Corte.
Ambas son motivo no sólo de debate, sino de preocupación; sobre todo la primera que, de implementarse nos llevaría al sistema político conocido en derecho como “El Estado Gendarme”.
Ante el Planteamiento de Ricardo Monreal, nuestro país aprobó el llamado Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil. México quedó así incluido entre los diecisiete países que obligan a los usuarios al registro de datos biométricos, asociados a tarjetas SIM (suscriber identiti module. Módulo de identidad del suscriptor)
El padrón incluiría: Nacionalidad, Clave Única de Registro de Población, algún elemento biológico (huella digital, reconocimiento facial o de retina), domicilio, compañía que presta el servicio y esquema de contratación.
“Las reformas aprobadas por el Senado con las que se obligaría a los usuarios de telefonía a registrar sus datos biométricos violan la Constitución y atentan contra los derechos humanos “, dice el constitucionalista del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM Diego Valadez Ríos.
El incremento de la delincuencia ha motivado la propuesta de medidas tales que en un país como México, llevaría a violaciones graves y sistemáticas a los derechos humanos
La ausencia de una auténtica policía de investigación y la desatención a servicios periciales de criminalística y criminología son el problema que es necesario atender y no recurrir al Estado Gendarme.
Sin embargo, los hoy diputados del partido al que pertenezco Morena así como de otros partidos; sumisos, irreflexivos, obedientes e irresponsables, han venido aprobando tales barbaridades.
Tiene razón Ricardo Anaya: “Una nueva generación de legisladores”. Yo agrego: O una como la que creó el Estado Social de Derecho en 1917.
¡Y los universitarios! ¿Dónde están los universitarios? Su voz no se escucha…