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EL REGRESO A CLASES
Por: Arturo Nahle García

Por el alto grado de propagación del COVID y sus consecuencias en la población, en marzo del 2020 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo por el que se suspendieron las clases en las escuelas de educación preescolar, primaria, secundaria, normal, así como las de media superior y superior dependientes de la Secretaría de Educación Pública. Las escuelas privadas de inmediato hicieron lo propio con lo cual quedó paralizado, hace un año cinco meses, todo el sistema educativo nacional.
Las y los maestros, al igual que los adultos mayores y trabajadores de la salud, fueron los primeros en ser vacunados precisamente para poder reanudar las clases presenciales. Sin embargo eso no ha sucedido porque se dice que hacerlo pondría en riesgo a millones de niñas, niños y adolescentes, sobre todo en este momento en que la cresta de la llamada tercera ola está en lo más alto.
Pues el Presidente López Obrador ya dijo que este mes se reanudarán las clases presenciales “llueva, truene o relampaguee” y de inmediato medio mundo puso el grito en el cielo.
Quienes se oponen aseguran que la variante Delta del virus no respeta ni a la juventud ni a la niñez, que de hecho es ese sector de la población el que más se está contagiando, hospitalizando y muriendo.
Eso es parcialmente cierto y por lo tanto parcialmente falso, es cierto que la variante Delta afecta a jóvenes y niños, pero es falso que sean ellos los que más se están hospitalizando y muriendo.
Argumentos a favor y argumentos en contra vamos a encontrar muchos, todos válidos, pero lo que sin duda es un contrasentido es que las calles, los centros comerciales, los aeropuertos, playas, bares y restaurantes están abiertos y abarrotados, mientras las escuelas siguen cerradas.
Dígase lo que se diga, la educación a distancia o en línea no es igual, el daño al proceso educativo de nuestros hijos ha sido enorme y muy probablemente irreversible, de ahí la urgencia de regresar a las clases presenciales.
Yo creo que se puede hacer respetando y reforzando los protocolos, los filtros sanitarios y los cuidados a que la pandemia obliga; con sana distancia, cubrebocas, gel antibacterial, sanitizantes, etcétera.
¿Hay riesgos? Por supuesto que los hay, pero todos -incluidas las niñas, niños y adolescentes- hemos estado y seguimos estando expuestos a esos riesgos en todas partes, no solo en las escuelas.