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LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

Por: Isadora Santivañez Ríos

Hace algunos días, sucedió un hecho histórico en nuestro país, un acontecimiento que marca un parte aguas en el rumbo de las libertades fundamentales de las mujeres, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se manifestó a favor de la despenalización del aborto en dos acciones de inconstitucionalidad procedentes de los Estados de Coahuila y de Sinaloa.
Derivado del proyecto presentado por el Ministro Luis María Aguilar, respecto al caso de Coahuila, se propone despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo, en cualquiera de sus etapas, estableciendo como punto fundamental, que la maternidad debe ser una elección y no un destino de vida, haciendo hincapié en el hecho de que dicho proyecto pretende brindarle a las mujeres la oportunidad de decidir sobre su cuerpo y su vida, a ser o no ser madres, sin penalizarlas, ni castigarlas o señalarlas por su elección.
En el caso de Sinaloa, el ministro Alfredo Gutiérrez, propone la despenalización argumentando que los Estados no pueden utilizar como pretexto la protección de la vida para negar a las personas servicios de salud sexual o reproductiva, ya que esto limita al personal de salud la posibilidad de atender a alguna paciente que pueda correr un peligro de salud mayor, derivado de su embarazo, poniendo en riesgo su vida.
Por lo cual, la Suprema Corte de Justicia de la Nación termina de manera tácita con las interpretaciones jurídicas a modo, en donde prevalecen más lo prejuicios sociales, culturales y religiosos que la garantía en el respeto de los derechos fundamentales de las personas.
Esta sentencia, causó gran revuelo en la esfera nacional y un sin número de debates en donde algunas de las figuras políticas más trascendentales de nuestro país, así como diversos líderes de opinión, hablaron respecto de este tema. Incluso se presentaron varias manifestaciones sociales a favor y en contra de la histórica y sorprendente decisión de la Corte.
Esto debido a que la despenalización de la interrupción del embarazo marca un antes y un después en el camino que lleva hacia la legalización del aborto, una lucha que por muchos años han defendido varios de los colectivos feministas que pugnan por alcanzar una vida libre y con igualdad de oportunidades para las mujeres.
Resulta increíble que aún en la actualidad encontremos tantas trabas para que las mujeres puedan tomar decisiones sobre sí mismas, de manera abierta y objetiva sin ser juzgadas o señaladas, a pesar de estar, desde un punto de vista personal, siempre y en todo momento a favor de la vida, y de analizar que la concepción de la misma inicia desde el día 0 hasta el nacimiento del bebé, es importante entender el contexto social y cultural de nuestro país.
Como sociedad, debemos tener claridad de que la interrupción del embarazo, no necesariamente se desea por razones infundadas, derivadas de una vida sexual y reproductiva irresponsable, sino que muchas mujeres se ven obligadas a reproducirse, a tener relaciones íntimas sin consentimiento alguno, en nuestro país, las mujeres tienen un sin número de limitantes para poder utilizar métodos anticonceptivos, por cuestiones ideológicas y económicas, se les priva de la posibilidad de adquirirlos.
Lamentablemente, nuestro sistema considera a la mujer como un objeto, un adorno, como alguien que sirve únicamente para parir, y es obligada a hacerlo, sin tomar en cuenta sus necesidades, deseos o prioridades, mucho menos su salud, su estabilidad emocional, económica y social.
El México real está repleto de machismo, de una cultura patriarcal que minimiza el papel de la mujer en la vida social y la limita a un ámbito sexual y reproductivo, en donde la cosificación del género se encuentra latente en cualquier cuadra de cualquier ciudad.
Pero el debate, sigue en la mesa, despenalización no significa legalización, el camino aún es largo, y la lucha por adquirir los derechos fundamentales sigue siendo una meta ilusoria que no ha logrado alcanzar su etapa final.