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EL CAMINO HACIA LA LIBERTAD

Por: Isadora Santivañez Ríos

El camino de las mujeres para alcanzar una verdadera igualdad de oportunidades ha sido basto, durante muchísimos años hemos trabajado por encontrar en nuestro contexto las condiciones necesarias para poder tener piso parejo respecto de los hombres, sin embargo, el camino se complica debido a la ideología machista y misógina con la que nos han educado a lo largo de los años, es triste ver a mujeres atacando a otras mujeres, denostándolas, presionándolas, intimidándolas, haciéndolas sentir menos por su forma de vestir o la manera en cómo se expresan.
Aún no hemos entendido que la lucha por la libertad y la igualdad de nuestro género ha costado vidas, ha generado una cantidad impresionante de contratiempos y de tropezones para llegar a consolidar un verdadero camino hacia el respeto y la tolerancia, hacia la empatía y la sororidad.
Cuando una mujer critica a otra, principalmente, dentro de la esfera pública y lo hace con el afán de truncar su camino de crecimiento profesional o económico, ya que considera que ella, no cuenta con las cartas o credenciales suficientes para lograr sus metas, lo que en realidad está provocando es un retroceso en el camino de las luchas alcanzadas, está aportando en la consolidación de un sistema patriarcal en el que se sobrepone la envidia y falta de solidaridad.
En el ámbito público, principalmente dentro de la política, existe una gran cantidad de mujeres trabajando por alcanzar sus sueños, por llegar a espacios de decisión en donde puedan ser escuchadas, valoradas y reconocidas, en donde su trabajo pueda dejar algo positivo para la sociedad, y es importante reconocer el esfuerzo de esas mujeres, que además de ser madres, hermanas, amas de casa, tutoras de sus hijos, responsables de una familia, entre otras cosas, intentan desarrollarse profesionalmente y cumplir sus metas de crecimiento personal, desean no abandonarse a sí mismas en el camino hacia el éxito y hacia la consolidación de sus sueños y aspiraciones.
Es por tal motivo que resulta lamentable que como género no logremos alcanzar esa empatía que tanto se necesita para crecer de la mano, para ir juntas, para entender que las mujeres debemos hacer equipo, por el bien de las futuras generaciones, es importante dar muestra de que entre nosotras podemos generar espacios de crecimiento y brindar oportunidades de desarrollo.
Debemos entender que mientras exista una mujer sometida, ya sea por razones ideológicas, religiosos o culturales, no podremos garantizar nuestra libertad como género ni la libertad de quienes nos preceden.
Generalmente, se habla del relego social que sufren las mujeres por parte de los hombres, pero la realidad es que el machismo no es exclusivo de ese género, así como el feminismo no es exclusivo del nuestro, es impresionante, ver a mujeres atacando en el ámbito social a otras, generando comentarios que afecten no solo la credibilidad del género, sino la llamada “reputación” de nuestras compañeras.
No podemos ni debemos permitir que a cada mujer que busca una posición política, económica o profesional se le ataque o se le denosté, no importa el partido político, no importan los grupos ni las cúpulas, a la mujer se le respeta y su trabajo debe ser reconocido, basta de impulsar cuadros que no tiene ningún trabajo previo con las bases o con las militancias, que llegan por todas las razones, menos por su esfuerzo o compromiso, pero también basta de atacar a quienes con su trabajo y esfuerzo intentan abrirse camino, es momento de que la cuota sea otorgada para las mujeres de a pie, las que realmente trabajan, pero entendamos que para llegar hacia el camino que nos conduce a la emancipación, es necesario dejar de atacarnos entre nosotras, entendamos que la competencia entre las mujeres es el primer triunfo del patriarcado, nuestro camino hacia la libertad, está en la sororidad.