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LA NUEVA GOBERNANZA LLEGA A ZACATECAS

Por: Isadora Santivañez Ríos

Inicia el cambio de gobierno y junto con ello la ciudadanía genera un sin número de expectativas, ya que los resultados electorales dieron muestra clara de que, por lo menos en Zacatecas, muchos ya querían una verdadera trasformación, esperaban un gobierno diferente, alejado de las falsas promesas y de los compadrazgos.
Después de casi 3 años de estar dominando la esfera nacional, llega a nuestro Estado la llamada “Cuarta Transformación”, a muchos les caería de sorpresa esta llegada, sin embargo, para los fieles seguidores de Andrés Manuel López Obrador y de sus postulados, este tiempo transcurrido pareció eterno, ya que esperaban con ansia ostentar el poder que hoy tienen, porque sí, aunque lo duden, y no sepan cómo ejercerlo, ya lo tienen.
Hoy, por fin, tienen en sus manos el rumbo de nuestro Estado, y tal pareciera que les cayó de sorpresa el poder, porque como si fuera papa caliente la administración estatal, están tratando de echarla a empujones de sus responsabilidades y compromisos.
Al parecer, todo lo que conlleva ostentar el poder les está pesando, y eso de ponerse a trabajar les está costando más de lo que se imaginaban.
Sin temor a equivocarme, puedo decir que este ha sido el inicio de gobierno más caótico del último siglo en nuestro Estado, con un sin número de muertes y asesinatos, con pueblos enteros sacados de sus hogares debido a las amenazas del crimen organizado, con una imagen totalmente desgastada y con los más bajos índices de aceptación a nivel nacional, con un gobernador, solo, sin equipo, y al parecer sin pies ni cabeza para designarlo.
En todas las oficinas, vemos a burócratas atemorizados por prepotentes servidores públicos que piensan que pueden hacer con las leyes lo que les plazca, sintiendo que el sistema judicial laboral les hace lo que el viento a Juárez, servidores públicos recién designados, que desconocen las entrañas de la administración pública, que no cuentan con la capacidad ni la humildad para hacer el trabajo que requiere un servidor público de primer nivel.
Estos “nuevos jefes” que se creen inmaculados, no entienden que ser gobierno no significa hacer lo que te plazca y pasarte por el arco del triunfo las leyes y los derechos laborales de los trabajadores, ser gobierno significa responsabilidad, compromiso, entrega, constancia, disciplina, capacidad y talento, entre muchas otras cosas, que nada tienen que ver con convertirse en el persecutor de los trabajadores que tienen otras filias.
Tenemos plantones por todo el Estado, vemos a los trabajadores de Gobierno, a los pensionados, a los jubilados, a la gente de a pie, que se encuentra en una situación económica alarmante, en la que no han podido recibir en sus totalidad el pago de sus quincenas, en donde se han visto en la necesidad de pedir prestado, de endeudarse en el banco, de poner una tiendita, un puestito, de hacerse valer de su esfuerzo para poder llevar sustento a sus familias, es triste, tristísimo ver a trabajadores en activo pedir donaciones de alimentos de la canasta básica para poder sostenerse, ya que Gobierno del Estado les ha dado la espalda y ha demostrado su nula capacidad para bajar las gestiones necesarias y tocar las puertas de sus llamados aliados, amigos y hasta compadres.
El Gobernador prometió que a más tardar el fin de semana pasado el problema quedaría resuelto, lo que unos días después reflejó no ser más que una promesa incumplida, una burla para los que aún tenían algo de esperanza en él, para los que ilusamente creyeron en sus palabras y sintieron tranquilidad al escucharlo decir lo que al final de cuentas, no fue un hecho y se convirtieron en simples promesas falsas.
Y como siempre, llegan a repartir culpas, a decir que el que se fue, es el responsable de todos los males del Estado, cuando antes de siquiera ser candidatos debieron tener un análisis claro y detallado de la situación que guardaba el Estado, para saber cómo podría dar guía y sustentabilidad al gobierno y así cumplir sus promesas de campaña.
El día de hoy el exhorto es a que se pongan a trabajar, a realizar lo más elemental y esencial de una administración pública, no se piden milagros, se piden soluciones, resultados y capacidad.