Skip to main content

Miscelánea

LIC. JESÚS MANUEL DIAZ CASAS: UNIVERSITARIO Y AMIGO.

Aquiles González Navarro

“Falleció el Licenciado Jesús Manuel Díaz Casas”. Es el mensaje que mi grupo de Universitarios de los setentas y hoy afectos al “Shap” me enviaron reiteradamente el pasado viernes. El sábado 23 aparece una esquela que publica la Universidad (UAZ) a nombre del Rector y que confirma oficialmente la noticia: “La Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas” lamenta profundamente el sensible fallecimiento de nuestro compañero universitario Lic. Jesús Manuel Díaz Casas ex Rector de nuestra Máxima Casa de estudios…”
Y es que, el Lic. Díaz Casas (“Tuto”, como le llamaban amigos y conocidos sin que a él le molestara y sin que, en lo general supiéramos el origen del apodo), transitó en su vida profesional por diferentes facetas: fue abogado litigante, maestro, funcionario público del Estado y del municipio de la capital: Agente del Ministerio Público, Procurador General de Justicia, Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública como coordinador del “C4” (Centro de Comando, Control y Cómputo ) y Presidente Municipal. Todo eso, pero ante todo, Universitario: Maestro de la Escuela de Derecho, Secretario General de la Universidad y Rector por dos períodos.
“El Rector incómodo”
Como rector sufrió, enfrentó y superó, tal vez, los embates más duros de su vida: Las fuerzas de derecha en el estado, aliadas con las que, de la misma ideología participaban en la Universidad; un 10 de enero de 1971, “tomaron” nuestra querida Universidad en tanto que los ataques a la persona del rector por parte de esos sectores eran más que injuriosos.
Se acusaba al rector no sólo de tolerar al interior de la universidad a “los rojillos” que con su ideología comunista “dañaban a la juventud zacatecana; Decían que era partícipe y que alentaba “envenenando “la mente de adolescentes y jóvenes.
En fin. Sobre esta etapa habrá mucho que decir. Estudiosos del tema seguramente, con más tiempo y elementos lo abordarán, sobre todo que, ahora con la ausencia del protagonista principal la universidad requiere el reencuentro con esa etapa de su historia.
Como sea; el licenciado, el maestro Díaz Casas hizo lo que un auténtico universitario tenía como compromiso: defendió la autonomía de la Universidad y refrendó su apoyo a una Institución Científica, crítica y popular.
El “patrón sindicalista”
En su carácter de “Patrón” o autoridad universitaria, me tocó tratarlo al coincidir su rectorado con mi designación como Secretario General del Sindicato de Personal Académico.
Fue personaje central para el registro del sindicato ante la Junta de trabajo y Previsión Social, que dio legalidad a la organización que, de ser un “sindicato de hecho”, pasó a ser un sindicato de derecho. Con registro y, por ende, con todos los atributos y derechos de una organización de trabajadores.
Por increíble que parezca, como rector, más que como patrón, fue parte coadyuvante en la elaboración del pliego petitorio que año con año debe formularse ante las autoridades laborales. De mis recuerdos: Al hacer el planteamiento para la dotación de una camioneta Combi para salidas de grupo de maestros a otros estados, me habló y me dijo: “Mire lic. Acaba de salir una camioneta “carriola” de la Ford. Vea la publicidad y le recomiendo ese vehículo para los fines que desean. Lo hice y se modificó el planteamiento. Excelente vehículo.
Así, revisábamos el pliego e invariablemente él lo mejoraba. Por eso digo que, al Licenciado Diaz Casas, su carácter de compañero trabajador y sindicalista, no lo dejaba actuar como patrón.
Así, en mucho que se debe reconocer, el Sindicato de Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (SPAUAZ), llegó al nivel de reconocimiento como el mejor contrato colectivo de los sindicatos universitarios. Así se dijo en Asamblea de académicos en la UNAM.
Y sí. Vaya que era el contrato colectivo que pudieran anhelar los trabajadores académicos: Hoy algunas de las cláusulas y derechos permanecen, a pesar de la “rasurada” de gestiones posteriores, neoliberales diría López Obrador, le han propiciado.
El apoyo incondicional de igual manera del Licenciado Jorge Eduardo Hiriartt Estrada es parte fundamental al lado del Licenciado Díaz Casas. La mancuerna universitaria perfecta, tanto en la defensa de la institución como en el desarrollo académico y sindicalista.
El Rector amigo:
Su bonhomía motivó la permanencia de su apodo: “Tuto”. Apodo que aceptaba sin que se diera por ofendido. Por el contrario parecería reconocerlo cual si fuese su nombre. La jerarquía y reconocimiento de los cargos que ocupó no le impidieron conservar la sencillez que correspondía a su forma de vida., tanto que se recreaba escuchando los “chistes” que a su costa los universitarios ingeniaban. Recuerdo uno:
Por la forma de sortear los problemas y requerimientos, pues a todo decía que sí, por segundo apodo le decían el rector torero, quien se había ganado “la alternativa”, pues además de ser aficionado en exceso a las corridas de toros, como premio al mejor “rector torero”, le habían entregado nada menos que: ¡las orejas del chicharra y la pata del panchito!
¡Hasta luego querido maestro y amigo! y como usted decía: algunos sólo nos adelantamos…