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El engaño de Dos Bocas
El proyecto de la refinería olmeca Dos Bocas se suma a la lista de engaños de Andrés Manuel López Obrador al pueblo mexicano. La supuesta inauguración es sólo una simulación para aparentar que cumplió su promesa de campaña de construir una refinería para dar autonomía energética a México.

La mentira que encierra la obra ubicada en Paraíso, Tabasco, es monumental. AMLO cortó el listón de unas instalaciones inconclusas y que, en la práctica, entrarán en operaciones hasta el 2026 cuanto esté al 80 por ciento. Es decir, hasta dentro de cuatro años. Dos años después de concluido su sexenio estaría trabajando y no, como lo había prometido, a finales de este 2022.

La segunda obra insignia de la cuarta transformación está envuelta en un velo de dudas y corrupción:

Primero, porque su sobrecosto alcanzaría hasta los 10 mil millones de dólares. Segundo, porque se inauguró la primera etapa sin estar terminada. Tercero, porque la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, adjudicó en 2019 un contrato de más de 5 mil millones de pesos al consorcio Huerta Madre, propiedad de sus compadres y la cual fue creada sólo seis días antes de lanzar la convocatoria correspondiente. Cuarto, porque contraviene la protección del medio ambiente. Y, cinco, porque los 156 contratos de su construcción fueron testados. ¿Qué esconde la 4T?

Me resulta muy extraño que las actividades en torno a la construcción de la refinería sean tan opacas. No hay datos precisos de su costo, lo que sí se sabe es que superará el presupuesto de 8 mil millones de dólares planteado inicialmente. Análisis serios indican que costaría hasta 18 mil millones de dólares.

También resulta sospechoso lo restringido que fue el acceso al acto oficialista de la puesta en operación de la primera etapa de la refinería, a la que fue invitado un pequeño grupo de personas, como gobernadores, políticos, legisladores y trabajadores. En lugar de hacer una gran fiesta y abrir las puertas para que toda la gente pudiera ver la edificación que se hace en 6 millones de metros cuadrados.

La operación de la refinería, propiedad de la paraestatal Pemex, contraviene los acuerdos firmados por México en protección ambiental, pues organizaciones civiles ambientalistas aseguran que anualmente generará emisiones de 2,16 toneladas de CO2.

Es falso que con este megaproyecto caprichoso nuestro país dejará de exportar gasolina, diésel y turbosina, porque refinar el combustible en México nos costará más del doble que comprarlo a Estados Unidos.

Noemí Luna
Diputada Federal