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Beatriz Pagés

TRAICIÓN A UN PACTO DE SANGRE

Hay quienes no entienden o no quieren entender que la alianza Va Por México se formó para poner un alto al asalto de la república. Que nació para impedir que un presidente abusivo siga destruyendo las instituciones democráticas y logre instaurar un régimen fascista.

La Alianza Va Por México va más allá de lo meramente electoral y de un solo hombre. Es un pacto de lealtad con el país. Se trata del primer acuerdo entre partidos de oposición para evitar que la nación sea devorada por un proyecto político totalitario que responde a intereses ajenos a la nación.

Por eso, los dirigentes de los partidos coaligados que no estén dispuestos a cumplir con ese pacto de lealtad deben renunciar o ser expulsados. En momentos de guerra o cuando la libertad de una nación está en riesgo , los traidores deben ser llevados a juicio. Ningún dirigente, de ningún partido político, vale más que México.

La iniciativa que impulsó el dirigente del PRI, Alejandro Moreno, para alargar hasta 2028 la presencia del Ejército en las calles traiciona los acuerdos firmados con el PAN, PRD y ciudadanos para impedir la militarización y contener la deriva autoritaria del régimen.

Para decirlo pronto: “Alito” no es México, pero sus infidelidades sí representan un riesgo para la alianza. Sus contradicciones ya abrieron un boquete que la debilita. Dice que no apoya la militarización, pero ordena una reforma para dejar a los soldados en las calles y “darle un beso” al presidente.

Moreno se parece cada vez más al inquilino de Palacio. Habla, frasea y miente con la misma facilidad que el tabasqueño. Le toma el pelo a la gente diciendo que el “país se cae a pedazos” por la inseguridad y que por esos los militares deben permanecer en las calles.

El “país se cae a pedazos” no por falta de soldados en las calles sino porque hay un señor sentado en la silla presidencial coludido con el crimen organizado que ordena no disparar a los delincuentes.

Moreno va a salir mañana con que es un demócrata, pero que como el INE es una institución cara y corrupta el PRI debe aprobar la reforma electoral. Su conducta futura dependerá de lo que tenga que negociar con la Fiscalía General de la República para evitar que lo condenen.

Dicho de otra manera: Alejandro Moreno no es confiable para la coalición, ni para el PRI y menos para defender a México de un dictador.

Con esa propuesta el dirigente del Revolucionario Institucional convierte a su partido en cómplice de un mandatario que busca construir un maximato con la fuerza de las armas. “Alito” Moreno es el operador de la regresión democrática, el que descarrila y pone en reversa al país para llevarlo de vuelta a una dictadura militar.

Se ha convertido en el carpintero que pone refuerzos al déspota para que no se caiga.

Los hechos son claros: Moreno incumplió y entregó las llaves de Va Por México a López Obrador a cambio de no ser desaforado, recibir impunidad y no ir a la cárcel. Lo demás, son pretextos y demagogia que nadie cree.

El PRI tendrá que tomar una decisión: Hacerse de coraje y desconocer al traidor. Rebelarse contra un dirigente que vende a México y a su partido por “dos cacahuates”. Construir una dirigencia paralela que rescatar a ese partido de la debacle.

PAN, PRD y los senadores priístas que han denunciado la tropelías de “Alito” tendrán que encontrar fórmulas para evitar la ruptura y transitar hacia una coalición más amplia que incorpore a Movimiento Ciudadano y a otras fuerzas opositoras emergentes.

Hay felones que han cambiado la historia del mundo y las infidelidades del dirigente del PRI ya movieron el tablero político. De aquí para adelante nada será igual. La oposición tendrá que construir con otros, de manera diferente y sin traidores necesitados de comprar su libertad.