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LAS COMPARECENCIAS ANTE EL CONGRESO

Por: Arturo Nahle García

Durante décadas, los Informes de Gobierno más que informes fueron ceremonias en las que, no solo los legisladores, sino todos los ciudadanos teníamos que deglutir a través de la radio y la televisión, los interminables monólogos de los gobernantes y las consabidas ovaciones de los Diputados abyectos.

Luego vino la época de las interpelaciones, como olvidar a Muñoz Ledo en 1988 increpando a Miguel de la Madrid ante el estupor de todo México; era un sacrilegio imperdonable atreverse a interrumpir al presidente en su día, el día del informe.

Después vino el tiempo de los posicionamientos, cada fracción parlamentaria emitía una opinión del informe pero antes de que el informe se presentara, o sea que los partidos opinaban de un informe que aún no conocían. Por si fuera poco, lo hacían sin la presencia del Ejecutivo y los medios no transmitían dichos posicionamientos.

De ahí se avanzó a un formato más republicano, el Ejecutivo se presentaba a escuchar de viva voz los posicionamientos de los grupos parlamentarios y éstos eran transmitidos en cadena nacional.

Conforme avanzó la pluralidad democrática los informes se convirtieron en un verdadero circo, yo fui Diputado Federal durante la administración de Fox y en sus informes competíamos a ver quién le gritaba y lo insultaba más. Una sopa de su propio chocolate, cuando Fox fue Diputado recibió al Presidente Salinas de Gortari con unas orejas de burro.

Por todo ello, los Presidentes y no pocos Gobernadores dejaron de ir al Congreso a informar de manera personal, optaron por mandar un mamotreto escrito, organizar un evento paralelo con invitados muy selectos y posteriormente enviar a sus funcionarios al Congreso para que sean ellos quienes rindan cuentas a los representantes populares en la famosa “glosa”.

Glosa viene de desglosar, o sea desmenuzar, analizar algo de manera más detallada. A eso comparecen las y los Secretarios, a informar a detalle sobre el estado que guarda el ramo y la dependencia a su cargo, a contestar preguntas, a aclarar dudas y dar detalles. Para ese ejercicio se supone que los legisladores ya revisaron el informe anual y sus voluminosos anexos.

Pues el propósito de las glosas también ya se distorsionó, las comparecencias rara vez son sesiones de análisis serio, se han convertido en auténticos paredones donde, como en las ferias, todos le tiran al negro.

Disentir y criticar se vale, pero insultar y faltar al respeto no; urge replantear el formato de las glosas y las comparecencias.

*Magistrado Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Zacatecas