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Mayela Pulido

El don de dar vida

Todo el empeño que pongo en esta vocación de servicio resultaría inútil si no fuera por la inmensa generosidad de quienes deciden donar un órgano para salvar la vida de alguien. Esa capacidad de entrega no ha dejado de sorprenderme a lo largo de estos años: el donador siente un llamado interior y lo defiende. El enfermo no elige estar enfermo, pero el donador si elige sanarlo. Son héroes que, literalmente, rescatan de una muerte casi segura a otras personas y se someten a un proceso biológico y psicológico demandante. Además tienen la fuerza de voluntad para animar al enfermo a seguir adelante.
Desde que comenzó la aventura de ayudar a los demás, he visto y he escuchado infinidad de testimonios de pacientes tras la cirugía. De distinta forma, todos describen un estado de ánimo parecido.
El trasplante fue una segunda oportunidad de vida, solo hay que aprovecharla.
Es una lucha, pero la recompensa es padrísima. Te cambia totalmente, hasta en la forma de pensar. El impulso de los donadores es irrefrenable y hay que saber detectarlo.
El donador debe sentir el deseo, el llamado interior que lo empuje a deshacerse de un órgano para dar vida al prójimo. Sin esa determinación, el trasplante no debe llevarse a cabo.
Debido a una escasa cultura de donación, prácticamente nadie contempla donar sus órganos al morir, por lo que la lista de espera de un órgano cadavérico es interminable y muchos fallecen antes de recibirlo. El desconocimiento y el miedo hacen que la mayoría rechace la posibilidad de donar un órgano.
Cuando mis hijos les diagnosticaron insuficiencia renal, fue un proceso lento y difícil, pero ellos lograron recuperar su salud. Esto no quedó así nada más, se ha convertido para mi en un proyecto muy especial para sembrar semillas en los corazones y se convierta en un programa para ayudar a gente que necesita información para guiarlos para que recuperen su salud a través de un trasplante.
Mi esfuerzo por fomentar la cultura de donación en mi estado, en mi país y los cientos de pacientes trasplantados son la prueba de que puede lograr la convicción y la voluntad de ayudar a quienes lo necesitan.
Al ver qué hay personas que ya han experimentado su cambio de vida gracias a un trasplante, es un testimonio que prueba que la verdadera felicidad está en ayudar a los demás…
No temas hacerlo, podrías arrepentirte más de no hacerlo!
Un trasplante cambia todo, a lo mejor desde la forma en la que ves cada cosa qué pasa, pues se te queda todo muy grabado. Es darle valor a las cosas mínimas!
No temas ayudar, vive intensamente, vive con el corazón y con todo el amor por la vida y la familia y si Dios te pone en un lugar y un momento de ayudar y de trascender… no lo dudes ni un instante, deja vida después de tu vida!

¿ Yo soy orgullosa donante de órganos y tejidos y tú???