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LA ESPERANZA DE LA TRANSFORMACIÓN CAMBIÓ DE COLOR
Por: Isadora Santivañez Ríos

Para el Partido Revolucionario Institucional ha sido difícil adaptarse al cambio de pasar de ser Gobierno a mantenerse de manera reiterada en la oposición, la gran diferencia entre tener el poder y ser perseguido y señalado por quien tiene el poder, ha sido un proceso largo, desgastante y bastante agotador para quienes intentan, desde las filas partidistas, hacer un esfuerzo por mantenerse dentro de los índices de aprobación de los ciudadanos.
Por otro lado, para quienes militan en los partidos aliados al poder, se ha facilitado mucho el crecimiento político, ha sido casi natural e inmediato.
Un claro ejemplo de ello, ha sido el proceso electoral del 2018, en el que muchos de los que fueron candidatos ni siquiera hicieron campaña y lograron obtener un triunfo apabullante.
En esa elección se vivió un fenómeno electoral único, lleno de grandes sorpresas pero también de grandes lecciones, una de las principales fue entender que la ciudadanía aún se deja llevar más por la marca de los partidos políticos que por los candidatos y las propuestas, en muchas ocasiones, ni siquiera conocen el nombre de las personas a las que les otorgan su voto, solo apoyan y respaldan un proyecto, una idea, un ideal.
En ese proceso electoral el objetivo que persiguieron los ciudadanos fue el de justicia, los mexicanos querían ver derrotados a quienes durante muchos años fueron vistos como corruptos y saqueadores, y la figura de Andrés Manuel representó al hombre que podía llevar a la cárcel a estos personajes y transformar la realidad en la que vivía nuestro país.
La esperanza de la transformación, del cambio, del progreso y también de la venganza, motivaron a las personas a acudir a las urnas y tal parece que muchas de ellas, no se han arrepentido de su decisión, al contrario, buscan consolidar el poderío del periodo obradorista.
Todo ello, pese a los grandes errores que han cometido tanto en Gobierno Federal, como en las diversas administraciones estatales y municipales.
Un claro ejemplo lo tenemos en nuestro estado, de manera muy especifica, en el municipio de Guadalupe, en donde a nivel federal tenemos un gobierno con índices y estadísticas que colocan a la baja casi todos los rubros sociales, un gobierno estatal inoperante, lleno de funcionarios de alto nivel incompetentes y altamente apáticos y alejados de las causas sociales, y en el ámbito municipal, se podría decir que ni siquiera tenemos Gobierno, nadie conoce al actual Presidente Municipal, que tuvo que asumir el cargo, tras un penoso y lamentable escándalo en el que se vio involucrado su antecesor morenista y por el cual tuvo que salir huyendo del país, dejando botada la administración municipal y junto con ella a toda la ciudadanía que le brindó su confianza.
Estamos viniendo una de las peores crisis políticas de nuestro estado, nos encontramos ante situaciones atípicas, nunca antes vistas en la historia administrativa de nuestro municipio y aún así, la ciudadanía sigue confiando en una marca, en un ideal.
Y es que el discurso de Andrés Manuel se metió hasta las entrañas de la gente, sin embargo, los aliados de morena tienen un gran problema que ni toda su crisis e incompetencia los había puesto a temblar, su futura candidata no conecta, no tiene chispa, no prende ni genera ningún tipo de aceptación ni respaldo por parte de la ciudadanía.
Es fría, seca, gris, llega a provocar incluso desconfianza con esa personalidad tan diferente a la de Andrés Manuel, y lo que causa extrañes, es que tiene el mismo discurso de su jefe político, defiende los mismos ideales, maneja un mismo esquema de pan y circo para el ciudadano, pero simple y sencillamente no es Andrés Manuel y por el contrario, genera una sensación de rechazo, que de manera natural aleja y hasta espanta a las personas.
La esperanza de la transformación muere junto con esa personalidad sobria, la necesidad de control de Andrés Manuel y el exceso de confianza en su aceptación, lo puede llevar a cometer un error que provoque aversión a la marca morena, opacando su imagen con el de la candidata de las élites.
Al parecer Claudia puede lograr lo que ningún corrupto morenista ha podido, quitarle los aires de esperanza a la oleada obradorista. La esperanza cambió de color…