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EXISTE EL PLACER QUE SANA

Lucila Noemí

Nos advirtieron que el sexo puede dañar y enfermar, pero nadie nos dijo que el sexo puede sanarnos. Al acariciar un cuerpo desnudo, estamos tocando heridas invisibles: heridas causadas por situaciones de violencia o desamor, complejos relacionados con nuestro propio cuerpo, inseguridades, tristezas, silencios y miedos. Podemos creer que somos la generación que ha dejado atrás el dolor del amor o que hemos superado las estructuras del amor romántico. Podemos involucrarnos en una orgía para demostrar que hemos dominado el deseo y la sexualidad. Sin embargo, mientras no podamos ser completamente sinceros y entregados, solo estaremos explorando las superficies del placer. En los encuentros sexuales casuales, a menudo nos sentimos obligados a mostrarnos viriles, seguros y desinteresados. La idea es que mostrar amor es una debilidad, y ser cariñoso y sensible traicionaría la idea de que la sexualidad debe ser frívola. ¿Pero acaso mostrar amor es una traición? ¿Es esta la sexualidad libre que estamos construyendo? Cuando tocamos con presencia, compasión y respeto, podemos ayudar a la otra persona a sanar. También podemos encontrar a alguien que nos trate de la misma manera y desafíe nuestras ideas preconcebidas sobre la sexualidad. Debemos acariciar a esa persona como si estuviéramos tocando a todas las personas a las que podríamos haber lastimado en el pasado. Culparse no tiene sentido si no tomamos acciones para mejorar este mundo. El cuerpo de nuestra pareja actual es el terreno donde podemos ser mejores de lo que fuimos, donde podemos poner nuestro mejor esfuerzo para sanar una parte de la humanidad herida y permitirnos ser sanados. En lugar de preguntar "¿Cómo estuvo?" o "¿Tuviste un orgasmo?", deberíamos preguntar "¿Cómo te sentiste?". Compartir nuestros sentimientos es esencial. Debemos crear espacio para que las heridas no se queden en silencio, para pedir perdón y perdonar, para aprender y para abrazarnos al despedirnos. No podemos separar la sexualidad del ser humano completo que somos. Podemos intentar hacerlo, podemos pretender que somos cuerpos sin sensibilidad, genitales que se conectan solo para un orgasmo breve, pero no podemos dejar de lado nuestras emociones y sensibilidades. Lo moderno no debe convertirse en frivolidad; la sexualidad puede sanarnos a nivel personal y como sociedad. Existe el sexo sanador, el sexo medicinal, el sexo procreativo, el sexo sagrado y el sexo lúdico. Busca esto para conectarte con tu ser amado; es el placer más profundo y expansivo. Te deseo encuentros placenteros y conexiones significativas. Del muro de Conexión Sagrada, gracias. No todos estamos en el mismo punto de aprendizaje y experimentación. Es valioso escuchar y leer diversas perspectivas para enriquecer nuestra comprensión, cambiar hábitos y mejorar nuestra percepción. Siempre recordemos que lo más valioso no es superficial ni independiente. Vivir agradecidos y sanar a través del amor placentero es el camino hacia una vida plena.