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LA REVICTIMIZACIÓN EN VIOLENCIA DE GÉNERO
Por: Isadora Santivañez Ríos
La violencia machista en nuestro país, está tan arraigada que se vuelve algo cotidiano para las mujeres vivir en condiciones de segregación y minimización, las acciones violentadoras se han normalizado tanto, que son parte de la cultura mexicana.
La violencia machista es causa de depresión, estrés, ansiedad, insomnio, trastornos alimentarios, baja autoestima y muchos problemas de salud más, derivados de la situación tan traumática que viven las mujeres que sufren de este tipo de violencia; ya que el machista, suele actuar de manera reiterada en contra de las mujeres que viven en su entorno y cada día aumenta sus niveles de violencia, generando que la víctima sea cada vez más vulnerable.
La revictimización de las mujeres víctimas de violencia genera un gran debate a nivel social, ya que cuestiona la capacidad de las autoridades y de la administración pública para poder atender este tipo de problema social y pone sobre la mesa, la falta de reglamentos y protocolos realistas y estructurados que permitan que las mujeres, una vez que buscan la ayuda de las autoridades, puedan sentirse protegidas, resguardas y seguras, garantizando su estabilidad emocional.
Debemos tener en cuenta que una mujer que denuncia algún tipo de violencia machista ante las autoridades, es muy probable que previo a esta denuncia haya vivido situaciones diversas de violencia provocadas por la misma persona, es decir, es poco común que las mujeres en México denuncien el primer acto de violencia que viven, sobre todo si es provocado por parte de sus parejas sentimentales o de alguien perteneciente a su círculo cercano, además de que está comprobado que los violentadores, van aumentando en escala sus niveles y acciones lacerantes con el paso del tiempo.
Si a la falta de capacidad de las autoridades para poder atender a las mujeres víctimas de violencia, le sumamos que la sociedad mexicana tiene demasiado normalizados estos actos, la respuesta que puede tener una víctima ante una denuncia, ya sea penal o social, será simplemente invalidada, la tacharan de exagerada, generarán que ella se sienta poco valorada, minimizada, la harán dudar respecto a si es correcto que ella se queje de vivir bajo un esquema de violencia o lo peor, le harán sentir que la quieren y es por eso que la violentan.
Ya que cuando expones tus experiencias violentadoras, abres una puerta que puede ser muy fácil de cruzar y una reacción o respuesta negativa por parte de alguien de quien esperas te proteja, cuide, guíe, oriente o resguarde, puede generarte bastantes conflictos emocionales y de manera indirecta, meterán en tu sistema la idea de que así es el deber ser, es decir, es normal, es algo menor, no es tan grave, no es para tanto, no es necesario exagerar algo tan normalizado, y eso para quienes no han vivido este tipo de situaciones, resulta inimaginable de pensar, sin embargo, un gran porcentaje de mujeres que han sido violentadas sufren de una fuerte y arraigada revictimización social y administrativa.
Es por eso, que son pocas las denuncias que se presentan ante las autoridades, comparadas con el número de casos que se existen en el común de los días. Sumado a esto, las autoridades no logran ser empáticas, respetuosas, objetivas y profesionales, además de que en el común de los casos, desconocen los protocolos que deben llevarse a cabo para atender este tipo de denuncias sin generar una revictimización en las mujeres que han vivido violencia de género.
Ante esta situación queda mucho por hacer y la capacitación continua debe ser la constante, no podemos seguir sistematizando la violencia en contra de las mujeres por razón de su género.