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Beatriz Pagés

HAY DE CANDIDATAS A CANDIDATAS

Hay de mujeres a mujeres y de candidatas a candidatas. La firma del Compromiso Nacional por la Paz promovido por la Iglesia Católica dejó claras las diferencias.

Mientras Xóchitl Gálvez adoptó con sencillez y generosidad el documento, la candidata de López Obrador firmó -¡faltaba más!- con vinagre.

Mientras la primera reconoció que la inseguridad tiene de rodillas a México y que la militarización no es la solución, Claudia Sheinbaum salió con ese aire de superioridad moral tan característico de los autócratas, a decir que no estaba de acuerdo con el diagnóstico.

“No comparto- dijo-la evaluación pesimista del momento actual”. Dijo que en México no hay miedo a la violencia, impotencia o desconfianza.

Eso quiere decir sólo dos cosas: Que la señora Sheinbaum ignora lo que está sucediendo en el país o que sólo le interesa proteger y quedar bien con su jefe político, el presidente.

No vaya a ser que por criticar la política de “abrazos no balazos”, por poner en entre dicho el pasaporte a la impunidad que entregó el régimen al crimen organizado, le vayan a quitar la candidatura.
¿De qué optimismo habla Sheinbaum cuando la violencia ha puesto a México bajo la lupa internacional? Si en 2021 el general Glen VanHerk, Jefe del Comando Norte de Estados Unidos, reveló que entre el 30 y 35 por ciento del territorio mexicano estaba controlado por grupos delictivos, hoy ese porcentaje está, por mucho, rebasado.

El mundo ya se percató del pacto que existe entre Morena y la delincuencia organizada. La OEA enviará más observadores electorales que nunca a México. La Internacional Socialista ya advirtió que el crimen organizado busca manipular los resultados el 2 de junio. El Comité de Inteligencia del Senado norteamericano advirtió que los cárteles de la droga controlan parte del territorio nacional.

Lo que quiere ocultar la señora Sheinbaum es que la violencia, prohijada por ellos mismos, tolerada y de la cual son cómplices está por hundir su candidatura en los pantanos de la criminalidad.

México es conocido hoy en el planeta por el hashtag #NarcoPresidente. Un presidente que ya perdió el control de la seguridad y que junto con su candidata comienza a pagar los costos de no haber hecho nada para impedir que la delincuencia se empoderara.

Sheinbaum dio a entender que firmó los Compromisos por la Paz en contra de su voluntad, porque no le quedó de otra. Esa izquierda amargada, mezquina, obscena es por naturaleza ingrata.

En lugar de agradecer y sumarse al Dialogo por la Paz que ha venido construyendo la Iglesia Católica, a raíz del asesinato de dos jesuitas en la Sierra Tarahumara, en lugar de tender la mano, Sheinbaum decidió dar un portazo a las víctimas. Ellos sólo dan abrazos y dialogan con los que disparan balas.

Que no se digan luego engañados los que hoy aplauden a la candidata de Morena. Lo que nos está diciendo es que en su gobierno no habría diálogos, ni democracia.

Los mexicanos debemos agradecer al Episcopado Mexicano el esfuerzo. No sólo entregó uno de los mejores estudios en seguridad, no solo propuso soluciones, también, sin proponérselo, dejó en claro que hay de candidatas a candidatas.

Que el 2 de junio los mexicanos votaremos sólo por dos opciones. Por llevar al poder a una demócrata o a una déspota con aires de grandeza.